¿Por qué la desinformación afecta a los adolescentes nacidos en la era digital?
Actualmente, los adolescentes son considerados ya "nativos digitales" ya que desde pequeños han estado en un entorno tecnológico y de redes sociales. Controlan mucho más rápido los dispositivos móviles, fluyen entre las redes sociales con mucha facilidad y reciben un mayor contenido audiovisual. Sin embargo, haber nacido en la era digital no les exime de caer en los bulos de las redes sociales o medios de comunicación. No poseen una alfabetización mediática adecuada para manejar el entorno digital con una comprensión crítica.
Ser nativo digital: ¿una ventaja o una trampa?
Más de la mitad de la población adolescente en España no sabe identificar si una noticia es falsa o no. Esta es una de las conclusiones más destacadas del último informe de Save the Children. El informe elaborado llamado "Desinformación y discursos de odio en el entorno digital" analiza desde la perspectiva de niños, niñas y adolescentes el contacto con los bulos e información falsa. La organización denuncia que la exposición a estos contenidos vulnera el derecho a la información veraz y segura para estos niños/as y adolescentes. Se trata de un derecho que en los últimos años está siendo en riesgo.
Los adolescentes nacidos en la era digital siguen siendo menores vulnerables para poder distinguir la desinformación, aunque hayan nacido en entornos digitales. Las generaciones nacidas ya en la era digital les faltan herramientas para enfrentarse a la desinformación y a los discursos de odio. El informe expone que no todo el mundo, incluidos los adolescentes, tiene un criterio digital: un 34% de la población española no posee competencias digitales básicas.
El papel de las redes sociales en la difusión de las noticias falsas
Uno de los datos extraídos del informe, y que revelan la alta preocupación en la detección de noticias falsas, es que el 60% de los adolescentes acuden a las redes sociales para acceder a la información, seguido de la televisión, la prensa online, la radio o la prensa en papel. Además, un 16% considera que las redes sociales y los creadores de contenido son una fuente fiable de información, pero preocupa más cuando el 70% piensa que sí son una fuente fiable en determinados momentos. Por género, se observa que un 23% de chicos confían más en estos perfiles que las chicas (9%).
Las propias redes sociales tienen la responsabilidad de moderar esos contenidos que recurren a la emoción y viralización, ya que es más fácil caer en compartirlo sin comprenderlo de manera crítica lo que cuenta. Las redes sociales potencian estos contenidos porque enganchan mucho más a los usuarios, especialmente a los más vulnerables, como puede ser adolescentes, personas mayores o sin crítica.
Cómo detectar y desmentir bulos: herramientas y recursos para jóvenes
Otro dato que preocupa es que más de la mitad de la población adolescente, un 51%, no sabe identificar cuándo una noticia es falsa. No conocen ni tienen las herramientas para contrastar, por lo que 1 de cada 4 personas decide creerse la noticia sin verificar su información. En cambio, un 56% recurre a amigos y familiares para comprobar si es cierto o no. Pero si acuden a estos grupos de personas que también se informan de las mismas fuentes, se tiende a caer en el efecto burbuja y puede ampliar el riesgo de reproducir mucho más esa información falsa.
Una persona de cada diez entrevistadas para el informe de Save the Children, confiesa que no podría identificar un bulo. Los avances tecnológicos, la viralización y el intrusismo institucional de medios de comunicación, están convirtiendo la lucha por la desinformación en redes sociales en una tarea cada vez más compleja e inalcanzable. Por ello, es importante desarrollar y poseer un criterio digital que te ponga en alerta si recibes algún bulo o noticia falsa. Y esto es importante para los más jóvenes, que aunque hayan nacido en la era digital, no les salva de ser un grupo vulnerable.
La responsabilidad de padres y docentes en la era digital
Es necesaria una alfabetización mediática y digital para impartir en los colegios, y en hogares, y así enseñar desde pequeños a vivir en un entorno digital. No hay que educar en el contenido solo, sino también en la importancia del uso de la información. Mandar fotos, compartir información o grabar vídeos, pueden ser meras acciones que se pueden llevar a cabo de manera correcta o hacer mal uso de ellas.
Como padres y educadores, hay que prestar atención a las conductas y el uso en las redes sociales. Esos creadores de contenido o influencers pueden llegar a ser un mal ejemplo, en muchos casos, para los adolescentes. Se han encontrado "conductas de riesgo" por parte del informe realizado en aquellos creadores de contenido que tantos seguidores tienen, mayoritariamente chicos. Estas conductas pueden ser comentarios cosificadores a la mujer o incitación a la violencia. Y, por otro lado, las redes sociales y la desinformación pueden llegar a provocar distorsiones de la realidad corporal de los/as adolescentes. Como los productos de skincare para niñas, que se ha vuelto una obsesión provocada por las redes sociales.