Educación comparada y globalización
Los avances tecnológicos han disparado nuestro ritmo de vida y las posibilidades que nos atañen como seres humanos. Estamos en la era de la globalización. Y es que vivimos en un planeta donde cada día estamos más interconectados, donde nuestras formas de estudio y trabajo van añadiendo similitudes independientemente del país donde seamos o residamos. O no.
Es precisamente de encontrar estas similitudes o diferencias de lo que se encarga la Organización para la Cooperación y el Desarrollo Económico (OCDE) mediante su informe PISA, destinado específicamente al ámbito educativo. A pesar de tratarse de una organización enfocada a lo económico, tiene mayor repercursión que otras como la Organización de las Naciones Unidas para la Educación (UNESCO) o la Asociación Internacional para la Evaluación de Logros Educativos (IEA) en lo que respecta a educación comparada.
¿Y qué es la educación comparada? Se define como la ciencia que tiene por objeto "identificar, analizar y explicar las semejanzas entre hechos educativos y sus relaciones con el entorno, e investigar las leyes eventuales que los gobiernan en diferentes sociedades y en diferentes momentos de la historia humana”.
¿La clave del éxito?
La OCDE ha logrado posicionarse en el podio gracias a sus tres métodos principales de actuación: identificación de los problemas, ofrecimiento de una guía de reformas ante los mismos y coordinación de sus miembros. Esto significa que estudia los problemas de los diferentes Estados que la componen, y a partir de ahí crea reformas que, aunque no son impuestas, pueden ser utilizadas como una guía con la que pautar los cambios que se consideren necesarios.
Volvamos al informe PISA. El objetivo del mismo es comprobar si los estudiantes, tras el paso por su sistema educativo correspondiente, adquieren los conocimientos y habilidades necesarios para su desarrollo como personas en el día a día. Esto lo hace a través de una misma prueba que examina a alumnos de 15 años de 85 países diferentes. En base a los resultados, que se ordenan en un ranking, la organización obtiene datos fiables con tal de elaborar una comparación ante estos diferentes sistemas. Como la información es obtenida a partir de la misma técnica de recolección de datos en cada país, se impide que se puedan “falsear” las estadísticas.
Cabe destacar que no todo el mérito de la influencia en educación por parte de esta organización es del informe PISA, pues los informes perderían su valor si la globalización de la que hemos hablado al principio no hubiera conseguido tanta importancia en la actualidad. Esta se define como la "difusión mundial de modos, valores o tendencias que fomenta la uniformidad de gustos y costumbres" en cuanto a lo social. Cada uno de los países tiene su respectiva cultura, pero todos centran sus sistemas educativos en mejorar los resultados académicos, lo que ha llevado a un nuevo sistema globalizado y orientado a la resolución efectiva de las matemáticas, la comprensión lectora y los saberes científicos, justamente los tres ámbitos que la OCDE evalúa con su informe.
Sin embargo, la definición desde la perspectiva económica resulta ser "el proceso por el que las economías y mercados, con el desarrollo de las tecnologías de la comunicación, adquieren una dimensión mundial, de modo que dependen cada vez más de los mercados externos y menos de la acción reguladora de los Gobiernos".
Por esto mismo no podemos olvidar que, a pesar de su influencia en el estudio de la educación comparada, la OCDE es una organización económica. Aunque se haya convertido en un factor muy útil para esta ciencia, lo que realmente le preocupa de la educación es que esta sea guiada hasta el buen desarrollo económico de cada país en cuestión, dejando así de lado factores que son necesarios también para un buen sistema educativo, como una educación basada en el desarrollo integral del alumno. Los estudios de la educación comparada no pueden focalizarse solo en las estadísticas que proporciona el informe PISA, porque obtener buenos resultados no implica consecuentemente tener un buen sistema educativo.
Esto último queda demostrado en la calidad de vida de los alumnos de Corea del Sur, que “cegada” por recuperar su anterior nivel educativo, no valoró las consecuencias que esto tendría en los estudiantes que hoy en día consideramos como “los más infelices de la OCDE”. En un país que es conocido por tener la tasa más alta de suicidio a nivel global, se puede apreciar que el sistema educativo necesita reformas más allá de unos buenos resultados académicos.
Economía y educación
Todo lo anterior nos lleva a preguntarnos: ¿influye, entonces, la economía en el sistema educativo? La respuesta es un claro sí. El bienestar económico de un Estado es la principal preocupación de un Gobierno, y hasta de los propios residentes. Una buena situación respecto a la economía supone mayor posibilidad de un mejor sistema educativo, y viceversa. Podría decirse que estamos ante una relación simbiótica.
No obstante, también ha quedado demostrado que los buenos resultados académicos no lo son todo, y que con un alumnado exhausto y sin motivación, resulta imposible desarrollar todo su potencial. También nos quedaremos atrás si no seguimos por el camino de la educación comparada, que plantea las distintas formas de vida más allá de las fronteras del propio país, por lo que resulta una manera enriquecedora de conocer nuestra sociedad en su totalidad.
Texto escrito por Laura Ruiz.