Mitos y realidades sobre los niños con altas capacidades
El concepto de tener altas capacidades
Tener altas capacidades significa poseer habilidades intelectuales, creativas o talentos sobresalientes en comparación con la población general. Aunque no existe una definición precisa para este concepto, las personas con altas capacidades pueden destacar tanto en campos académicos como en áreas artísticas, deportivas o técnicas. Este término tiene una relación directa con la inteligencia y, por tanto, se puede decir que una persona tiene altas capacidades, cuando su Cociente Intelectual (CI) se encuentra por encima de 120. No obstante, las personas con altas capacidades son diferentes entre sí, ya que no existe una alta capacidad igual que otra.
El perfil de un niño con altas capacidades está relacionado con problemas de socialización y aburrimiento en el aula, pero esa no es la realidad. Lo cierto es que hoy en día la sociedad en general tiene una gran confusión sobre lo que significa tener altas capacidades, cómo sería tener un cociente intelectual determinado, que se confunde con el rendimiento académico y con una adecuada adaptación al sistema educativo.
Mitos sobre las altas capacidades
De los falsos mitos que hay sobre las altas capacidades, quizás el más extendido sea que estos niños son como una especie de genios, pero, de hecho, tener altas capacidades no es garantía de éxito académico, ya que en muchas ocasiones, al no haberse realizado una detección y una intervención adecuada se puede caer en el fracaso escolar. Del mismo modo, se dice que “el alumnado con altas capacidades triunfa académicamente y sobresale en todas las áreas”, pero eso no es cierto. Algunos puede que sí, pero normalmente suelen destacar en un dominio o en un área concreta.
Es erróneo vincular las altas capacidades con una clase social concreta o con la capacidad económica de la familia, si no que pueden pertenecer a cualquier sociedad, categoría o etnia. No obstante, el ambiente en el que se encuentra dicho alumnado puede influenciar de manera positiva y negativa en sus necesidades. Es evidente que, si una familia cuenta con más recursos, podrá trabajar de manera continua y efectiva el potencial del niño, pero eso no quiere decir que los niños con familias con pocos recursos no puedan tener altas capacidades o no lo puedan trabajar. En esta línea, se tiende a generalizar a todos los niños con estas características que son “antisociales”, “tímidos”, “solitarios” o “inadaptados”. Ahora bien, tal y como hemos mencionado, las habilidades sociales en estos niños son iguales que las del resto de la población, no es un rasgo relacionado con las altas capacidades. Las relaciones o vínculos sociales pueden ser de una manera u de otra, dependiendo del caso concreto con el que se trabaje.
Otra de las creencias destacadas, es que los niños con altas capacidades no necesitan apoyos educativos, pero no es así. Estos alumnos, al igual que el resto de los compañeros, necesitan orientación y atención personalizada a lo largo de todo su proceso de enseñanza-aprendizaje. Además, se piensa que a todos los niños con altas capacidades les encanta ir al colegio, pero esto depende del caso y situación concreta en la que se encuentre. Por ello, con respeto al ámbito educativo, el centro debe adoptar las medidas y los planes de actuación necesarios para realizar un proceso de identificación de las altas capacidades y valorar de forma temprana sus necesidades.
¿Cómo se deben tratar los casos de altas capacidades?
A partir de aquí, la respuesta educativa debe ser adecuada y correcta, requiriendo de un enfoque individualizado y una estimulación adecuada a sus competencias, en las que no se trabaje únicamente el ámbito académico, sino que haya un apoyo psicológico en otras funciones ejecutivas como el autocontrol y la gestión de las emociones.
Asimismo, la relación estrecha entre la familia y el centro educativo es esencial para el éxito educativo y el desarrollo integral del alumnado. Ambas partes tienen un papel de acompañamiento durante todo el proceso, es decir, no se debe ni forzar ni frenar el potencial de los niños con altas capacidades, sino que se debe ir al ritmo que marca su necesidad. Es conveniente realizar una formación especializada a los docentes y al resto de la comunidad educativa, transmitiendo los conocimientos y competencias necesarias para poder trabajar de manera efectiva con el alumnado con altas capacidades. El único objetivo que tienen los profesionales es brindar un entorno en el que este alumnado pueda alcanzar su máximo potencial académico y personal.
En definitiva, aunque los aspectos relacionados con las altas capacidades se consideran una cuestión innovadora, todavía sigue siendo un tema bastante desconocido para la sociedad actual, ya que los falsos mitos o estereotipos están presentes. Por tanto, sería necesario realizar un trabajo de sensibilización para acabar con estos prejuicios tan erróneos acerca de las altas capacidades.