La plasticidad cerebral en niños
Los diversos avances generados en investigación, tanto en educación como en otros ámbitos y disciplinas, han provocado que hoy en día se produzcan grandes mejoras sustanciales que repercuten directamente en un mayor nivel de bienestar hacia el individuo.
De hecho, la neuroeducación, disciplina que estudia el funcionamiento del cerebro durante el proceso de enseñanza-aprendizaje, ha aportado en los últimos años grandes dotes de información en cuanto a cómo el cerebro representa un papel importante en la educación. Saber cómo funciona podría ayudar en gran medida a conocer como aprendemos.
En este sentido, es necesario preguntarse: ¿cómo gestiona el cerebro la inmensa cantidad de datos que, consciente e inconscientemente, recibe día tras día? ¿Cómo se establecen las redes neuronales y qué funciones tienen? ¿Qué papel tiene la memoria en todo este proceso? Las respuestas a estas preguntas se sustentan en el concepto de plasticidad cerebral.
Definiendo la plasticidad cerebral
La plasticidad cerebral es la capacidad de cambiar, modificar y moldear hábitos o conocimientos predeterminados y aprender cosas nuevas. Gracias a esta capacidad podemos trasformar la información, codificando las neuronas para la realización de diversas tareas o actividades. Es importante tener en cuenta que apreciar una actividad neuronal activa, favorece a que el cerebro se mantenga funcional durante más tiempo.
Nos permite adaptarnos y evolucionar como seres humanos, aunque es bidireccional. Es decir, reacciona a estímulos tanto positivos como negativos en un proceso continuo de cambio.
¿En qué etapa de la vida el cerebro está más abierto al cambio?
No fue hasta la década de 1960 que los investigadores dejaron de creer únicamente que los cambios en el cerebro solo podían tener lugar durante la infancia y la juventud. Y es que antes se creía que la estructura física del cerebro era ya permanente en su mayoría al inicio de la edad adulta.
La investigación moderna ha demostrado que el cerebro continúa creando nuevas vías neuronales y alterando las existentes para adaptarse a nuevas experiencias, aprender nueva información y crear nuevos recuerdos.
Por ello, sabemos que la plasticidad cerebral tiende a renovarse continuamente debido a la gran capacidad de información que este órgano tan importante recibe. Su funcionamiento está en continuo movimiento desde que nacemos. Es entonces cuando el cerebro recibe un mayor flujo de conexiones neuronales. Es decir, cuando somos pequeños, generamos el doble de conexiones que de adultos.
Este fenómeno se debe a que la etapa infantil es la fase en la que recogemos la mayor parte de la información que posteriormente nos servirá para nuestra supervivencia en la vida. Aprendemos a hablar, a andar, los diferentes significados de las palabras, ya sea en un idioma u otro, aprendemos a relacionarnos entre nosotros y con otros seres vivos...
Esta plasticidad es moldeable. Con esto queremos decir que a lo largo de la vida es necesario mantener una disciplina de aprendizaje de forma continua, lo conocido como entrenamiento cerebral, donde la exposición a cosas nuevas esté siempre presente. Todo esto favorecerá en gran medida a un óptimo desarrollo de la inteligencia desde su base, por lo que la estimulación continua es un factor a tener muy presente.
¿Cómo es posible fomentar una mayor plasticidad cerebral en los niños?
Ayudar a los pequeños de la casa con la estimulación puede resultar muy enriquecedor para todos los miembros de la familia. En este sentido, a continuación ofrecemos algunas claves para lograrlo:
- Seleccionar alimentos adecuados: en los primeros años de vida es esencial ofrecer a los niños una alimentación rica en vitaminas, sin dejar lugar a déficits de ningún tipo
- Buscar entornos estimulantes: es muy importante brindar un entorno libre de ansiedad, estrés o violencia, ya que en caso contrario, el cerebro de los bebés pueden llegar a experimentar sus efectos negativos desde temprana edad, afectando las conexiones nerviosas
- Favorecer un descanso adecuado: puesto que el sueño es considerado un factor vital en el proceso de fomentar la plasticidad cerebral
- Realizar ejercicios, juegos y actividades: es la mejor forma de estimular la plasticidad cerebral del niño en los primeros años, por lo que provocar una estimulación temprana favorece a su óptimo desarrollo
Se debe evitar cualquier hábito o comportamiento inapropiado, procurando crear redes de conducta adecuadas ante ciertas situaciones. Por ejemplo, ante el enfado del niño, se le debe hacer ver más opciones con tal de ayudarle a canalizar las emociones, colaborando así con el entendimiento de sus propios pensamientos.
Como podemos apreciar, la plasticidad cerebral es un elemento a conocer y tener muy en cuenta si queremos provocar un desarrollo adecuado en nuestros hijos. Potenciarlo debería ser uno de los objetivos punteros para muchos padres.
Existen muchas herramientas y materiales que pueden ser utilizados para la estimulación del cerebro del niño, por lo que mantenerse actualizado es importante para un correcto desarrollo de cara al día de mañana. Además, la detección y atención precoz de los posibles problemas del neurodesarrollo aumentan las probabilidades de mejora de las capacidades al trabajar para desarrollarlas al máximo, interactuando de forma efectiva con el entorno.
Texto escrito por Yolanda Rodríguez Marín.