Descubre las claves de la psicomotricidad infantil
¿Qué es la psicomotricidad infantil?
El concepto de psicomotricidad surgió en Francia, a principios del siglo XX, intentando dejar atrás la concepción dualista de la persona “mente-cuerpo” y hoy en día continúa en constante cambio y evolución, cobrando cada vez una mayor relevancia.
Esta hace referencia a la función motriz, es decir, del movimiento y, además, a nivel psicológico, incluyendo aspectos tanto cognitivos como emocionales. Se persigue un correcto desarrollo integral del ser humano, para poder ser y expresarse correctamente en un contexto psicosocial. Dentro de esta globalidad se hace referencia a nivel motor, cognitivo y afectivo-social:
- Desarrollo motor: dominio del control y movimiento corporal.
- Desarrollo cognitivo: permitiendo mejorar la atención. Concentración, creatividad y memoria.
- Desarrollo afectivo-social: permitiendo un mayor autoconocimiento al niño, afrontar miedos y relacionarse con los demás.
La psicomotricidad tiene un papel muy importante en el desarrollo de la personalidad de los niños y niñas y condiciona a la persona a lo largo de toda su vida, ya que se deben de adquirir habilidades esenciales para el día a día en un adulto.
Esta técnica hace que los niños y niñas mejoren la forma de relacionarse y comunicarse con su entorno, ya que controlan de manera sana sus movimientos corporales. Los infantes consiguen dominar el equilibrio, el control y la coordinación de sus movimientos, su orientación espacio corporal y la organización del tiempo y del espacio. Además, incrementan su expresión y creatividad, lo que hace que los niños y niñas se amolden mejor al mundo exterior.
En los primeros años de vida la experimentación con nuestro entorno y nuestro cuerpo es esencial, es la manera en la que aprenden, por lo que debemos de ayudarles a descubrir sus posibilidades de manera continua hasta la madurez.
El principal objetivo de la psicomotricidad infantil es el desarrollo global de la persona, fortaleciendo tanto su salud física como mental, pero de manera específica se centra en:
- Estimular las emociones (capacidad sensitiva) en relación con uno mismo y al mundo que nos rodea.
- Impulsar la capacidad simbólica.
- Incentivar la toma de conciencia de nuestro cuerpo, es decir, la capacidad perceptiva.
- Desarrollar la comunicación corporal.
Tal y como se estructura nuestro sistema educativo, la etapa que comprende de 0 a 6 años es la Educación Infantil, siendo la más significativa en la formación del individuo. En este periodo se debe aprovechar todas las posibilidades de desarrollo de los niños y niñas, dotándolos de hábitos, destrezas, competencias y actitudes. Por ello, los docentes tienen un papel decisivo en el desarrollo de la psicomotricidad de los alumnos.
La psicomotricidad es dividida en dos tipos: psicomotricidad gruesa y final. La primera de ellas es entendida como el dominio del propio cuerpo, en movimientos globales que impliquen la mayor parte de nuestro cuerpo. Algunos ejemplos de psicomotricidad gruesa son: caminar, saltar o soltar entre otros.
La motricidad gruesa engloba el dominio corporal dinámico, incluyendo la coordinación general, el equilibrio, el ritmo y la coordinación viso motriz, y el dominio corporal estático (tonicidad, autocontrol, respiración y relajación).
Por otro lado, aquellos movimientos que requieren una mayor precisión y coordinación, sin implicar a la totalidad del cuerpo como pintar o coger algún objeto. Se puede clasificar en: coordinación óculo-manual, fonética, motricidad facial y motricidad gestual.
Los profesionales deben de trabajar y estimular la psicomotricidad de los niños y niñas de manera divertida y adaptada a sus capacidades, por ello es importante disponer de variedad de recursos y actividades.
Para trabajar la motricidad fina los alumnos y alumnas pueden, por ejemplo, cortar papeles en trozos pequeños, construir diferentes figuras con plastilina y vestir o disfrazar muñecos. Saltando de un aro a otro, escalando o realizando un recorrido sobre una línea trazada en el suelo se fomenta el desarrollo de la psicomotricidad gruesa.
El espacio específico para el desarrollo de esta técnica es la sala de psicomotricidad, un espacio cálido y acogedor que invita al juego y al movimiento. Constan de buena iluminación, es conformable y un espacio en el que los niños y niñas pueden moverse y desplazarse libremente debido a las dimensiones y a la no presencia de grandes obstáculos. En definitiva, debe de satisfacer las necesidades del movimiento, la expresividad somática, potenciar la relación y comunicación; ayude a la concienciación de las posibilidades y límites corporales y a organizar su mundo exterior entre otros.
En referencia a los materiales de los que se disponen para trabajar la psicomotricidad infantil destacan: telas, peluches, cuerdas, figuras de madera, aros, colchonetas, bloques de goma espuma, pelotas de diferentes tamaños, etc.
En definitiva, la psicomotricidad es fundamental en la vida de las personas, desarrollando de manera armónica su personalidad. Esta técnica tiende a favorecer al ser humano, desarrollando el dominio del movimiento corporal, la relación y la comunicación con el mundo que nos rodea.