Cómo el design thinking fomenta la creatividad en el alumnado
Nos encontramos frente a una metodología que está revolucionando la manera en la que abordamos la educación en el presente siglo. Tiene su origen en el sector del diseño y la innovación empresarial, pero ha encajado en el ámbito educativo con un enfoque centrado en el alumno para que fomente su creatividad, su pensamiento crítico y la resolución de problemas. ¡Veamos qué más podemos saber sobre el design thinking!
¿En qué consiste el design thinking y por qué es relevante para la educación?
Se trata de una metodología de diseño para resolver problemas y desarrollar soluciones. Conocer qué es el design thinking, más conocido como el pensamiento de diseño, supone descubrir esa faceta creativa para generar soluciones innovadoras y hacer frente a los problemas. Proviene del mundo del sector empresarial e industrial, pero más tarde, se adaptó a la educación al ver cómo los alumnos podían hacer frente a situaciones reales con el design thinking.
El design thinking mejora la didáctica al proporcionar el rol de guía al docente mientras los estudiantes aportan ideas, colaboran entre ellos y construyen sus propias soluciones. Por tanto, el design thinking ayuda a transformar la realidad, resuelve los problemas y genera un número de soluciones posibles.
¿Cuáles son las fases del design thinking en el contexto educativo?
Esta metodología se desarrolla en varias fases que son:
- Empatizar: así entenderán a las personas y se pondrán en su lugar para encontrar una solución a sus necesidades.
- Definir el problema: desengranar qué ocurre para entenderlo desde el fondo
- Idear: para encontrar soluciones, puede ser efectivo un brainstorming para que planteen ideas y fomentar su creatividad.
- Prototipar: tras la creación de ideas, toca elaborar un prototipo o modelo para el problema que hay que resolver
- Evaluar: intervienen los docentes y estudiantes para evaluar el prototipo
Beneficios que aporta el design thinking
Las fases del design thinking nos han demostrado el proceso que pueden emplear los alumnos a la hora de resolver un problema aplicando la empatía y la creatividad. Por ello, esta metodología aporta diversos beneficios al sistema de aprendizaje:
- Integra varias disciplinas del aprendizaje: al abordar problemas, el design thinking fomenta en el alumnado ciertas áreas
- Fomenta la originalidad: aplicar el design thinking pone a prueba al estudiante al estimular su pensamiento creativo a la hora de explorar las soluciones posibles.
- Potencia las habilidades de comunicación: el design thinking les lanza a comunicar y expresar eficazmente sus soluciones e ideas.
- Pensamiento crítico: los alumnos analizan y evaluar soluciones distintas y cuestionan esa información proporcionada.
- Enseñanza de la empatía: hace comprender las necesidades y perspectivas en los lugares de los demás
- Promueve la colaboración activa: el design thinking enseña a trabajar en equipo, como muestra de lo que encontrarán en el futuro laboral.
Como resumen, las tres claves del design thinking en la educación giran en torno a la creatividad, innovación y originalidad.
¿Cómo aplicar el design thinking en el aula?
Como sabemos, el proceso de enseñanza-aprendizaje está evolucionando con el paso de los años y surgen nuevas metodologías que corrigen y renuevan las formas de educar. Uno de estos ejemplos es el design thinking, que impulsa al alumnado a ser más creativo. Veamos cómo se puede desarrollar en el aula esta metodología:
Una de las ideas que genera debate y fomenta la comunicación y la creatividad es la sostenibilidad. Se puede sugerir preguntas como ¿Qué ocurre si...? ¿Cómo podemos ayudar...?, o similares. Así se les anima a participar y pensar ideas sobre cómo innovar y diseñar proyectos para potenciar la sostenibilidad en el aula o en el hogar. Otro ejemplo es cualquier otro problema que les afecte a su comunidad, como el tráfico al llegar al colegio. Se trata de desarrollar soluciones colaborando entre ellos y aportando sus habilidades únicas.