Discapacidad visual en el aula: desafíos y adaptaciones
El alumnado con discapacidad visual desde el ámbito educativo presenta un nivel de visión que es insuficiente para aprender visualmente, por lo que dependen de sus otros sentidos. Se clasificaría dentro del alumnado con necesidades específicas de apoyo educativo, en concreto, dentro de las necesidades educativas especiales derivadas de la dificultad de acceder a la información a través del sentido de la vista.
La discapacidad visual en el aula
La discapacidad visual es la disminución total o parcial de la capacidad de visión o de las funciones del sistema visual. Cuando un alumno/a con discapacidad visual llega a clase, para el profesorado puede suponer un desafío. Sin embargo, en la sociedad actual, se está promoviendo la integración del alumnado que presenta diferentes discapacidades. Por ello, se debe hacer frente ante la demanda que se plantea en la escuela y en el aula del alumnado con discapacidad visual. En la mayoría de los casos, los estudiantes con discapacidad visual tienen el mismo rango de inteligencia y habilidades que el resto de sus compañeros, solo que con barreras adicionales.
Tipos de discapacidad visual
Para determinar el grado de discapacidad visual, se tienen en cuenta dos aspectos cruciales: el campo visual y la agudeza visual. Esta se mide por la claridad por la que se perciben los objetos a cierta distancia. Por otro lado, el campo visual se refiere al área que ocupa nuestra visión (180 grados) mientras tenemos la vista fija en un punto, quiere decir: la visión periférica.
Existen cuatro tipos de discapacidad visual, según la agudeza visual, representados en fracciones. Se toma de referencia la visión del mejor ojo, es decir, la mejor corrección de lente. Veamos la clasificación:
- Leve: en el examen obtiene entre 20/30 hasta 20/60.
- Moderada: entre 20/70 hasta 20/160
- Grave: en el rango entre 20/200 hasta 20/400
- Casi total: el rango oscila entre 20/500 y 20/1000
Por tanto, el desarrollo social y cognitivo que desarrolle un niño o niña con restos visuales será diferente al que padezca una ceguera completa.
Dificultades para el alumno con discapacidad visual
Es importante también tener en cuenta que aquellos alumnos con discapacidad visual que se encuentran escolarizados en la modalidad ordinaria se enfrentan a ciertas dificultades, como pueden ser:
- A nivel académico: no pueden acceder de la misma manera que el resto de alumnado a algunas informaciones gráficas, como pueden ser mapas, planos, dibujos, gráficos… Por lo que este tipo de herramientas deberán ser adaptadas mediante láminas con relieve para que este alumnado pueda tocarlas y realizar las actividades sin ningún problema. Otro problema con el que pueden encontrarse sería cuando el profesorado lleva a cabo actividades en la pizarra. Ante esto, es necesario que se verbalice en voz alta todo lo que se escriba en ella.
- A nivel social: en ciertas ocasiones, el alumnado con discapacidad visual presenta dificultad a la hora de relacionarse con sus compañeros, debido a que no pueden localizar con facilidad a los compañeros con los que tiene mayor afinidad. Es un problema que se incrementa en el patio del colegio, dado que es un espacio muy amplio y se reúnen muchas personas.
- A nivel personal: este alumnado presenta miedos o reticencias a las nuevas situaciones o realizar nuevas actividades. Es recomendable que se intente aumentar su autonomía personal y su iniciativa.
Por supuesto, en la educación de este alumnado desempeña un papel fundamental el profesorado, ya que es el elemento clave en el proceso de inclusión educativa. Es preciso que exista una convicción por parte de los mismos de que la participación del alumno con discapacidad visual es posible en el contexto escolar, siendo imprescindible poder recibir una formación inicial y permanente en aspectos evolutivos y educativos de la discapacidad visual, así como informarse de las prestaciones y servicios específicos complementarios a su labor educativa.
Cómo ayudar al alumno con discapacidad visual
En concreto, la presencia de alumnado con discapacidad visual obligará al profesorado a realizar ciertas modificaciones organizativo-didácticas que pueden resumirse en:
- Deberá emplear medios alternativos a los usuales para que se cumplan los distintos objetivos curriculares.
- Tendrá que atender, en cada momento, al ritmo con que el alumno realiza las diferentes tareas escolares.
- Tendrá que permitir la instalación en el aula de instrumentos y material didáctico específicos.
- Deberá verbalizar cuando escriba en la pizarra, así como reiterarle la presentación de información, y ser flexible en la elección de los sistemas de evaluación.
- Tendrá que animar al alumno a la participación en clase y a la interacción con sus compañeros, así como considerar al profesor de apoyo como un elemento imprescindible dentro y fuera del aula, con el que ha de cooperar y tener colaboración.
Además de lo señalado, es necesario tener en cuenta que el alumnado con discapacidad visual, dada su carencia sensorial, precisará fundamentalmente de adaptaciones de acceso al currículo. Dichas adaptaciones pueden ser de dos tipos:
- Adaptaciones del entorno físico: hacen alusión a los cambios materiales que es necesario realizar en el aula y en el centro escolar para garantizar una adecuada integración física del alumno. Aspectos que han de tenerse en cuenta aquí son, por ejemplo: organización fija de los distintos elementos y advertencia expresa en caso de modificación de estos, puesto escolar con espacio suficiente para manejar el material, conocimiento exhaustivo de las diferentes zonas por las que ha de desenvolverse el alumno, etc.
- Provisión de recursos técnicos: pretenden garantizar un adecuado acceso y reproducción de la información. Son libros, materiales en relieve, máquina de escribir braille...
La importancia de los programas específicos en alumnos con discapacidad visual
Estas adaptaciones de acceso al currículo han de ir acompañadas y reforzadas con la aplicación de ciertos programas específicos. Por supuesto, es necesario también destacar la importancia de la buena relación con las familias, ya que son una pieza clave en el proceso de socialización, así como un elemento insustituible para el fomento de la autonomía personal del hijo/a, para la aceptación por este de su discapacidad y para la adquisición de un autoconcepto positivo.
Sin duda, su colaboración con el profesor de aula y el profesor itinerante es fundamental en el aprendizaje escolar del hijo/a, pues deberán reforzar en casa la actividad educativa que aquellos realizan en la escuela. A modo de conclusión, se hace preciso destacar que la integración en aulas ordinarias del alumnado con discapacidad, sobre todo en la etapa de Educación Primaria, es fundamental para su desarrollo social, personal y académico. Por tanto, resulta necesario una implicación por parte de todos, docentes y alumnos, para que este objetivo pueda llevarse a cabo de forma satisfactoria y con una buena convivencia.