La importancia de la excelencia educativa
Seguro que no es la primera vez que has escuchado la palabra excelencia, e incluso la habrás escuchado en multitud de contextos. Uno de estos es en educación donde cada vez se habla más de conceptos como calidad o excelencia educativa. Pero, ahora bien, ¿sabemos que significa esto?
La excelencia hace referencia a aquello que resulta extraordinariamente bueno, es decir, podemos hablar de excelencia cuando somos capaces de resaltar la considerable calidad que presenta un determinado elemento.
Pero ¿Qué entendemos por calidad?
Aparece el término calidad cuando se da un conjunto de características que permiten valorar de forma superior un factor con respecto a otros de su misma especie.
Calidad dentro del proceso educativo
Por tanto, calidad educativa se refiere, de una manera general, a la eficacia de la misma. Se considera que se ha dado una calidad educativa si se llegan a alcanzar esas metas y objetivos propuestos. Y decimos de manera general, en cuanto a que tiene en cuenta numerosos parámetros, buscando una mejora constante en todos los elementos que interfieren en la enseñanza.
Ofrecer una educación de calidad se trata de dotar de aquellas competencias y conocimientos necesarios para garantizar los derechos humanos.
Excelencia educativa
Por su parte, excelencia educativa aparece cuando se busca la perfección de ese proceso enseñanza-aprendizaje. Es decir, es entendida como el constante mejoramiento de dicho proceso educativo con el principal objetivo de alcanzar el máximo logro de aprendizaje en todos y cada uno de los alumnos.
¿Son entonces calidad y excelencia educativa lo mismo?
Para que haya calidad educativa se debe ser capaz de satisfacer todas las necesidades del alumnado, adaptando la educación a las diferentes características y particularidades que puedan dase en el aula. Es decir, se trata de un concepto que indica adaptación, un continúo cambio para la búsqueda de una mejora que logre todas aquellas metas y necesidades que puedan darse.
El término excelencia educativa resalta la necesidad de hacer realidad esa calidad educativa para que se considere merecedora de ese valor tan elevado, aunque hace especial mención, a que se trata de aquello que está por encima del resto y que está casi al alcance de la perfección.
Como podemos ver, de alguna manera, se trata de dos términos que, aún no siendo iguales, tienen una estrecha relación.
Excelencia como principal objetivo en educación.
Una buena educación debe buscar la excelencia como meta prioritaria, ya que, de lo contrario, si se conforma con garantizar ciertos mínimos establecidos, lo único que acaba por asegurar es la mediocridad. Entendemos esta como aquella que no presenta una calidad ni un valor mínimo aceptable.
Con esto queremos decir que para que una educación sea de calidad y, por tanto, persiga la excelencia educativa, es necesario que la misma no sea igualitaria sino equitativa. Cuando se busca el igualitarismo se están garantizando esos mínimos, pero jamás se va a dar una excelencia si no se es capaz de alcanzar el máximo de cada uno de los alumnos.
Para esto, es necesario que se de una equidad, llevando a cabo un proceso de aprendizaje diseñado especialmente para las particularidades de cada uno de los alumnos que consiga así el óptimo desarrollo posible de cada persona.
Sin embargo, para poder cumplirlo debemos hacer frente a la dificultad económica que supondría, invirtiendo nuestro capital en una educación de calidad.
Claves para una educación basada en excelencia
Algunas claves que deben tenerse en cuenta a la hora de abordar una educación que tenga como objetivo principal esa excelencia son, entre otras muchas:
- Libertad de elección. Es muy importante dejar que sea el alumnado el que elija su propio desarrollo según su propio criterio y para ello, es aún más importante ofrecerle toda aquella información necesaria para ampliar sus conocimientos de una forma totalmente imparcial.
- Motivación. Para alcanzar un aprendizaje real es indispensable que haya motivación entre los estudiantes, dirigiendo el aprendizaje hacia sus propios intereses. Además, es fundamental cuidar el ambiente creando un entorno estimulante, lleno de logros e ilusión.
- Crítica y reflexión. Para conseguir educar, primero, se debe ser capaz de conseguir reflexionar. La educación no se trata de una mera recopilación de diferentes conocimientos durante un periodo de tiempo concreto, sino de aquella reflexión sobre diversos conocimientos que hacen que finalmente se convierta en un aprendizaje.
- Inteligencias múltiples. En una educación excelente no sólo se trabaja la memoria, sino que se fomentan y estimulan las distintas inteligencias del ser humano.
- Valores. Es indispensable que haya una transmisión de valores que formen a personas que viven y conviven en una sociedad.
Promover la excelencia educativa equivale a facilitar todos aquellos recursos necesarios, para cada uno de los alumnos, eliminando cualquier tipo de desigualdad que pueda llegar a darse, que les permitan tener los mejores resultados obteniendo el mayor alcance. Y aunque pueda llegar a resultar algo complejo y costoso, debería ser nuestra principal meta como sociedad.
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