Conoce el fenómeno de la curva del olvido en las oposiciones

Preparar una oposición es un proceso arduo, y uno de los mayores desafíos es retener una enorme cantidad de información durante largos períodos de tiempo. Y aquí, la famosa curva del olvido juega un papel crucial. Si no se comprende ni se aborda adecuadamente, puede poner en riesgo meses de preparación.

¿Qué es la curva del olvido y cómo funciona?

La curva del olvido fue descrita por el psicólogo alemán Hermann Ebbinghaus en el siglo XIX. En su investigación, demostró que, una vez adquirimos nueva información, comenzamos a olvidarla de forma rápida si no la reforzamos mediante repaso o técnicas adecuadas. Su experimento mostró que, tras una sola exposición, podemos olvidar hasta el 70% de lo aprendido en las primeras 24 horas. A partir de ahí, la tasa de olvido sigue aumentando de forma gradual.

Este fenómeno ocurre porque nuestro cerebro está diseñado para priorizar la información que considera relevante o que se utiliza con frecuencia. La información que no se repasa se almacena en la memoria a corto plazo, y si no la fortalecemos, se desvanece con el tiempo.

¿Cómo afecta la curva del olvido a tu oposición?

Es evidente que este proceso de olvido puede tener implicaciones muy serias en tu concurso de oposiciones. Dado que la preparación para estos exámenes suele durar mees o incluso años, el olvido puede sabotear tu avance si no aplicas estrategias adecuadas para consolidar lo que vas estudiando.

Deberás enfrentarte a temarios muy extensos y técnicos, así que estudiar un tema solo una vez para dominarlo no es suficiente. Recuerda que, sin una técnica de repaso efectiva, lo que estudias hoy puedes olvidarlo en cuestión de semanas o días, lo que implica rehacer el trabajo constantemente.

Técnicas de estudio para evitar la curva del olvido

Para combatir los efectos de la curva del olvido y mejorar tu capacidad de recordar a largo plazo, te resultará muy útil aplicar técnicas de estudio basadas en el aprendizaje espaciado y la repetición activa. Aquí te dejamos algunas técnicas que puedes poner en marcha:

1. Repetición espaciada

Consiste en planificar repasos periódicos del material estudiado en intervalos de tiempo crecientes. Puedes repasar el tema estudiado el día siguiente, después a los cuatro días, a la semana y a las dos semanas. El objetivo es revisar la información justo antes de que tu cerebro la olvide por completo, lo que fortalece la retención y mueve la información de la memoria a corto plazo hacia la memoria a largo plazo.

2. Repetición activa y autoevaluación

La lectura pasiva no es suficiente. Para evitar el olvido, es crucial involucrarte activamente con el material. Realiza autoevaluaciones constantes mediante test, preguntas o simulacros de examen. El hecho de tratar de recordar información sin tenerla delante ayuda a reforzar las conexiones neuronales y mejorar tu capacidad de recordar.

3. Explicación en voz alta

Esta técnica, conocida como la técnica de Feynman, consiste en intentar explicar los conceptos que has estudiado como si se lo estuvieras enseñando a otra persona. Si eres capaz de explicarlo de forma clara y sencilla, significa que lo has comprendido y lo recuerdas correctamente. Si no puedes, sabrás que necesitas reforzar ese concepto.

¿Cómo planificar tus sesiones de estudio teniendo en cuenta la curva del olvido?

Lo primero es organizar tu planificación con sesiones de repaso programadas. La idea es evitar que transcurra mucho tiempo sin volver a revisar un tema ya estudiado. Como te explicábamos antes, puedes comenzar revisando el contenido el mismo día de estudio, luego hacer un repaso rápido en 24 horas, y seguir espaciando los repasos a los 3 días, 7 días y finalmente al mes. Cuanto más consolidado esté el conocimiento, más podrás espaciar los repasos.

También es recomendable que combines diferentes técnicas de estudio para mantener la motivación y evitar el agotamiento. La curva del olvido no solo se combate con repetición, sino también con el uso de técnicas variadas que involucren distintos niveles de procesamiento cognitivo, como el uso de resúmenes, esquemas o simulaciones de examen.

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