¿Cómo preparar la defensa oral de las oposiciones?
La defensa oral de las oposiciones es una de las pruebas más importante del proceso de oposiciones ya que el carácter oral de la misma implica una serie de habilidades cognitivas, comunicativas y de madurez, que las pruebas escritas no alcanzan a discernir.
Panorama de la defensa oral de las oposiciones
Desafortunadamente, existen impedimentos que han hecho de la prueba oral, una prueba más cerrada, predecible y memorística:
- la masificación de estos procesos.
- La “industrialización” de todos los agentes intervinientes en el desarrollo de una oposición.
- Las urgencias de las academias de preparación y de los preparadores particulares.
- La falta de tiempo del opositor.
- La necesidad de comprimir todas las partes de una oposición en un ciclo anual de preparación.
- La idiosincrasia de los propios tribunales, donde, entre otras cuestiones, se tasan el número de defensas por días y horas.
Esta última convierte a la corrección de la defensa oral de las oposiciones, en una “cadena de producción”. Sin embargo debería ser, como mínimo, sosegada y paciente, sobre todo para ser, en sí misma, justa con todos y cada uno de los opositores.
Todos estos impedimentos de la defensa oral de las oposiciones empujan a descubrir, patentar y enlatar. Y, además, cada vez más, a ver la defensa oral como prueba de una oposición, cercenando, la capacidad de oratoria y de comunicación natural. De este modo, dejando en deterioro la veracidad del comunicador, del tempo necesario de un buen discurso, y de una trasmisión franca, veraz y madura.
Preparación de la defensa oral de las oposiciones
Por tanto, en estos tiempos, prima una preparación de la prueba oral encorsetada, relacional y memorística, ya que se “hila” un discurso tocando todos y cada uno de los puntos que aparecen en el documento escrito, y como si de un tren se tratara, todo debe circular sobre esos “railes”.
En cualquier caso, y siendo esta la realidad de este proceso, desde estas líneas, vamos a tratar de acercarte algunos consejos que te puedan ayudar a gestionar, de la mejor forma posible esta prueba.
Consejos para la defensa oral de las oposiciones
Dando por hecho, el protocolo del discurso monocorde, debes tratar de salirte de esta espiral, marcando, en la medida de lo posible “tus” diferencias respecto del resto de opositores:
- El inicio de la defensa oral de las oposiciones ya debe marcar impronta. Esto quiere decir que puedes y debes arrancar relatando un acontecimiento, que en principio, nada tiene que ver con la defensa de la programación. Sin embargo, el transcurrir de tus palabras tiene que encontrar poco a poco, no solo la vinculación con tu propuesta a nivel conceptual sino no que la convierta en un impulso a tu perfil en la mente del tribunal.
- Como todo gran comunicador, debes mirar a los ojos de los miembros del tribunal, de todos ellos, llegando incluso a incitar con la actitud corporal, la mirada y el tono, la necesidad de responder, de posicionarse, en definitiva, de mantenerse conectado con cada uno de tus párrafos, de tus expresiones y afirmaciones. Recuerda que el contacto visual es uno de los principales indicios de atención en las personas, y además a ti, te debe de servir para identificar el grado de concentración del receptor, incluso su lenguaje no verbal te puede indicar si algo no va bien, o no se ha entendido lo suficiente, permitiéndote la oportunidad de “virar” en un sentido u otro.
- En este afán de mantener el “misterio”, y por tanto, la conexión cognitiva y visual, tu voz y tono, juegan un papel fundamental. Es imprescindible que practiques la oratoria en voz alta, modulando el tono, subiendo y bajando el volumen, repitiendo párrafos enteros, cambiando la velocidad, es decir, hablo de conceptos, expresiones e ideas complicadas a toda velocidad primero, y muy lentamente después, interiorizando con ello, tonos y ritmos distintos, que me puedan servir de recurso, para “golpear”, en el momento que lo necesite, la atención del tribunal.
- Otro ejercicio para la mejora de la Oratoria en la defensa oral de las oposiciones consiste en tratar de mantener el discurso pensando en otra cosa totalmente distinta, con la intención, de entrenar la capacidad de “disociación” de acciones. Esta es una cualidad compleja y que requiere de mucho entrenamiento, pero es uno de los rasgos distintivos de todo buen orador y, a un opositor, en el momento de la defensa, le permite adelantar o suprimir parte del discurso si ve comprometido su tiempo de exposición.
- Ni que decir tiene que es absolutamente necesario ir construyendo un GLOSARIO de términos específicos de nuestro ámbito, los cuales debo identificar y expresar de forma inmediata. Así salpicando en la medida de lo posible, cualquier parte de nuestra defensa oral de las oposiciones. De modo que intentemos acreditar solvencia técnica en todas y cada una de nuestras expresiones y comunicaciones.
- De vez en cuando, sin abusar de ello debes ingeniarte el discurso para introducir algún elemento “distendido” que rompa la continuidad de conceptos específicos y técnicos. Un toque de humor ligero, sutil, que te sirva a ti para soltar tensión y empatizar con el tribunal, y a éste para asociar otra capacidad positiva a tu perfil comunicativo. Este tipo de acciones transmiten mucha seguridad porque ante una situación comprometida se tiene suficiente control y dominio para salir del tema y volver a entrar sin problema.
- Debes aprender a manejar los silencios sin estrés en tu defensa oral de las oposiciones. Es decir, el silencio en la oratoria es un elemento de comunicación de primer orden y hay que aprovecharlo. Huye de los pensamientos que asocian el silencio con “incomodidad”, nada mas lejos de esto. Debe funcionar como un altavoz para enfatizar aquello que consideras más relevante, aquella idea que has preparado muy bien, por su originalidad y por su profundidad, por la razón que fuese y quieres que se fije a “fuego” en el Tribunal. Rodéala de silencios, pero de silencios con intención comunicativa, silencios que por si mismos “gritan” más que tus palabras.
- Por último, llega “vivo/a” a la conclusión. Esto es si has tenido accidentes oratorios durante la exposición, ahora es el momento de recuperarlos. Si vas mal de tiempo suprime algún punto o apartado, pero resérvate un tiempo para cerrar tú presentación, tu candidatura, sin ambages, a una de las plazas. Recuerda que es el momento de volver a dejar impronta, de volver a demostrar madurez, no tengas prisa, dirígete al tribunal con el “templanza” que otorga la seguridad de “dominar” tu comunicación, tu trabajo. Baja el ritmo del discurso y busca un componente técnico y emocional a la vez, que refuerza tu perfil profesional y cierre tu presentación.