Los riesgos de las redes sociales en menores
Con el avance y uso cada vez más continuado de las tecnologías, no nos sorprende que los niños pidan a edades cada vez más tempranas tener su propio teléfono móvil, o cualquier consola con acceso a Internet. Muchas veces, los adultos cedemos ante la insistencia de los menores, pero, ¿somos absolutamente conscientes de los peligros a los que se exponen?
Estas nuevas tecnologías han cambiado por completo la forma en la que los niños socializan, se entretienen o estudian. Se van dejando de lado los métodos tradicionales para permitir que las redes sociales que surgen de estos avances gobiernen la forma de relacionarnos, independientemente de la edad. Si ya en ocasiones supone correr ciertos riesgos para los adultos, en el caso de los niños se multiplican, pues no tienen el mismo sentido del peligro que un cerebro ya maduro.
Uso de las redes sociales en menores
Según la Ley
Aunque el Reglamento Europeo establece que la edad mínima para tener una cuenta en redes sociales son los 16 años, está permitido que los Estados Miembro establezcan cualquier límite de edad a partir de los 13.
En el caso de España, la Ley de protección de datos de carácter personal pone el límite en los 14 años. Por lo tanto, los menores de esta edad, solo podrán tener cuenta en redes sociales cuando sus padres o tutores lo consientan expresamente.
Consecuentemente, las plataformas sociales solo podrán tratar los datos de los mayores de 14 años.
A pesar de ello, son muchos los menores de 14 años que deciden crearse perfiles en diferentes redes sociales sin el conocimiento de sus padres. Es muy fácil hacerlo, pues simplemente hay que indicar una edad distinta a la real a la hora de abrir la cuenta, o elegir un nombre falso. Esto conlleva que las personas con las que está tratando de forma virtual crean que el menor tiene más edad de la real.
Por otro lado, hay que tener en cuenta que, se trata de redes sociales abiertas a todos los usuarios y con poco o sin control sobre sus contenidos. Por esta razón, conviene que, aunque el menor reúna los requisitos de edad, sea igualmente controlado por los padres o tutores.
Riesgos del uso de redes sociales en menores
De entre los peligros que pueden afectar a los menores que usan las redes sociales sin supervisión adulta, podemos encontrar:
- Grooming: así se denomina al conjunto de estrategias que una persona adulta desarrolla para ganar la confianza del niño a través de Internet, adquiriendo control y poder sobre el menor con el fin último de abusar de él sexualmente.
- Ciberbullying: es acoso o intimidación por medio de las tecnologías digitales. Puede ocurrir en las redes sociales, las plataformas de mensajería, las plataformas de juegos y los teléfonos móviles. Es un comportamiento que se repite y que busca atemorizar, enfadar o humillar a otras personas.
- Adicción: el menor puede generar dependencia al dispositivo electrónico o a las redes sociales.
- Comunidades de riesgo: el acceso a Internet aumenta el riesgo de que los niños terminen accediendo y participando en grupos en los que se induce a comportamientos autolesivos, pudiendo acabar en suicidio, o trastornos alimentarios.
Además, puede haber consecuencias como el deterioro del rendimiento escolar, la pérdida de amistades fuera de la pantalla o la falta de sueño por exceso de uso de las tecnologías.
Hábitos para un buen uso
Podemos evitar que el menor caiga en malas prácticas y use de forma saludable las nuevas tecnologías, pues pueden llegar a ser herramientas útiles de aprendizaje si son tratadas con responsabilidad.
- Disminuir el tiempo de uso: pueden establecerse límites de horario, así como activar la función de control parental del dispositivo para evitar cualquier uso inadecuado.
- Comprobar el historial de páginas: de esta forma puedes saber qué información ha buscado el menor, así como qué páginas o redes sociales ha utilizado.
- Explicar los riesgos al menor: el desconocimiento es nuestro peor enemigo, por lo que haciéndole saber al niño los riesgos del uso de las redes sociales pueden prevenirse comportamientos peligrosos.
- Hacerle saber que puede confiar en ti: la confianza es la base de toda relación entre padres-hijos o tutores-menores, por lo que debe sentirse en un entorno seguro en el que poder abrirse y comentar si ocurre algo que pueda ponerle en riesgo.