Autoestima
A lo largo de la historia, han existido numerosos intentos y estudios para definir la autoestima desde William James a McKay, considerando la autoestima como un constructo multidimensional y jerárquico.
Según Bonet, la autoestima puede definirse como el conjunto de percepciones, pensamientos, evaluaciones, sentimientos y tendencias de conducta dirigidas hacia uno mismo. Por otra parte, Branden afirma que la autoestima es una combinación de eficacia personal y el respeto a uno mismo.
La autoestima puede considerarse como el equilibrio entre lo que creemos ser y lo que una persona aspira a ser, un equilibrio entre el reconocimiento de las competencias y habilidades y las posibles conductas y patrones a modificar y mejorar.
Rosenberg concibe la autoestima como las emociones y pensamientos hacia uno mismo, que se forman mediante una evaluación de las características propias. Uno de los principales enfoques de su investigación fue analizar como la clase social, la etnia o el grupo cultural y el entorno educativo y familiar influían en la autoestima.
Respecto a la evaluación de la autoestima, Rosenberg diseña una escala de autoestima que sirva para evaluar de forma rápida y efectiva. Esta escala, según el Colegio Oficial de Psicología, es un cuestionario para explorar la autoestima personal entendida como los sentimientos de valía personal y de respeto a sí mismo, formado por 10 ítems con una escala Likert desde muy de acuerdo hasta muy en desacuerdo. Es un modo fiable de valorar la autoestima en población juvenil y adulta. Gracias a numerosas investigaciones se ha relacionado la autoestima con elementos de la teoría de la personalidad Big Five de Costa-McRae como el neuroticismo y la extraversión.
Es importante conocer el contexto, el análisis funcional de la persona, sus variables cognitivas y emocionales para analizar y valorar la autoestima de la persona más allá de una única prueba de evaluación.
Uno de los mayores investigaciones y aportaciones al campo de la autoestima han sido las expuestas Nathaniel Branden, de enorme utilidad en el campo de la intervención educativa y clínica, especialmente con población adulta y adolescente.
Una de sus principales contribuciones fue describir los 6 pasos para alcanzar una autoestima sana que podemos resumir en:
- Una forma de vivir conscientemente es tomar conciencia del objetivo de la conducta, el para qué realizamos algo, como influye en otras personas, en nuestras metas y valores; también es ser consciente de las sensaciones, emociones, pensamientos y actos que cometemos.
- La aceptación de uno mismo es necesaria para construir una autoestima sana reconociendo las emociones y experiencias, identificando de forma equitativa, con humildad y propósito los puntos débiles y fuertes de la personalidad.
- La autorresponsabilidad implica asumir los actos y los logros de las metas, por tanto, aceptar las relaciones, los valores y decisiones tomadas por uno mismo. Es necesario, aplicar estrategias para integrar la responsabilidad y abandonar la queja y la comodidad.
- La autoafirmación significa practicar el respeto por uno mismo, por los derechos, valores y metas, considerando las necesidades propias y la influencia que ejercen otras personas en ella.
- El vivir con un propósito implica vivir acorde a unos objetivos y valores marcados, y al mismo tiempo, flexibles a los cambios. Significa el compromiso con uno mismo mediante la acción que dirige a la persona a descubrir sus capacidades.
- Por último, la integridad personal entendida como la coherencia entre el sentir, pensar y hacer, manteniendo el comportamiento y la personalidad del individuo, a pesar de los matices, en todos los ámbitos de su vida. Por ejemplo, en personas con desestructurada no identifican sus pensamientos, emociones, ni lo que desean defender.