Escuela
Con el término escuela se entiende una institución social, pública o privada, que se dedica a la instrucción y a la transmisión del patrimonio de conocimientos propios de una cultura de pertenencia, o a la transmisión de una formación específica en una determinada disciplina, arte, técnica o profesión a través de una actividad didáctica organizada según normas compartidas. El hecho de compartir el conocimiento ha permitido un desarrollo del ser humano; desde la prehistoria los humanos han tenido algunos sistemas de transferencia del aprendizaje, pero todo ha cambiado con la creación de la escuela.
En la Edad Antigua la educación estaba destinada exclusivamente a las clases superiores, para formar solo los nobles de sexo masculino a ser monarcas, guerreros o sacerdotes. Además, no había grupos de estudiantes si no que cada uno recibía la formación por el sabio o el sacerdote del grupo social de pertenencia, el cual mezclaba conocimientos matemáticos, astronómicos y comerciales a los religiosos.
El concepto de escuela se crea entre el siglo VI y V a.C. en Grecia, donde adquiere la connotación con la que la conocemos nosotros hoy en día, la cual se convierte en una herramienta de educación liberal. En Atenas la organización escolar adquiere un increíble grado de especificación y articulación; de hecho, los jóvenes desde los 7 hasta los 18 años estaban acompañados por un gramático que les enseñaba a leer, escribir y hacer cálculos, mientras aprendían a tocar la cetra y la poesía por medio de un citarista, y un paidotribo que se dedicaba a la enseñanza de la educación física. Fue sólo alrededor del siglo V que, por medio de los sofistas, se determinan especialidades en el área de la educación superior como la retórica, historia, arte, política y filosofía.
La palabra griega skholé significa ocio, tiempo libre y es la misma raíz de la palabra latina schola, que da origen a escuela. Efectivamente, los antiguos griegos aprendían a partir de la diversión, la contemplación y dedicándose al desarrollo de las ideas. Buscando así formar hombres sabios y virtuosos. Aunque esta idea de escuela cambió radicalmente con el pasar de los años.
En la Edad Media las instituciones educativas tenían principalmente finalidades morales y religiosas, aunque con el florecer de una vida social y económica los nobles empezaron a sentir la necesidad de tener una escuela con finalidades más mundanas y menos eclesiásticas. Fue así como a partir del siglo XIV empezaron a constituirse las escuelas privadas, que daban a los hijos de los burgueses la formación necesaria para la vida práctica y los negocios, enseñándoles aritmética, geometría, astronomía y artes. Lo mismo pasó en el Renacimiento y en la Ilustración, puesto que la educación estaba destinada solo a los hombres de las clases nobiliarias.
Fue en la Alemania del siglo XVIII que Federico II de Prusia, siguiendo los proyectos del padre, entendió la necesidad de instruir su población y en el 1763 con un decreto obligó mujeres y hombres a estar escolarizados desde los 5 hasta los 14 años, así surgió la escuela prusiana, que delinea la escuela como la conocemos hoy en día, diferenciada por grados y en el cual los profesores recibían una formación por realizar su labor. Ese sistema fue imitado en muchos países y, de esta forma, se redujo significativamente el analfabetismo.
En los últimos siglos la escuela ha ido cambiando mucho, dividiéndose en dos generaciones, la de “ayer” (de nuestros abuelos) y la de “hoy”. La anterior era mucho más rígida y cerrada, usando incluso métodos violentos, como reglazos en las manos, insultar a los alumnos y ridiculizarlos delante de toda la clase. De hecho, el alumnado temía al docente como si fuese un alto cargo militar. El objetivo de la escuela de ayer era encasillar personas y formar alumnos que pudiesen ser trabajadores estandarizados en una sociedad industrializada, los cuales fueran capaces de producir riqueza.
La escuela de “hoy” busca, no solo desarrollar trabajadores que pueden adaptarse a la sociedad, si no intenta formar personas que buscan el desarrollo del pensamiento y del espíritu crítico, y lo hace a través de la inclusión, la experimentación, la reflexión y el diálogo. En la actualidad las escuelas más innovadoras intentan ser espacios de aprendizaje y experimentación; donde el alumnado pueda aprender a través de la diversión, el juego y relacionar su experiencia con emociones positivas.
En definitiva, lo que se intenta impulsar con el nuevo concepto de escuela es que el alumnado sea un individuo hambriento de sabiduría, que no vea el conocimiento asociado a una institución con cuatro paredes que quiere encasillar personas, sino más bien a algo que le aporte emociones de bienestar y placer. Lo que sí nos está demostrando la sociedad actual es que no hay solo una forma de aprender, más bien hay varias maneras y que cada ser humano asimila el conocimiento de forma totalmente diferente a los demás; así que no sabemos lo que el día de mañana será la escuela, pero es cierto que la forma de enseñar y de aprender no serán iguales a las que eran hace años, y eso ya nos lo ha demostrado la tecnología que ha irrumpido en la educación y en la vida de todos los días.
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