Evaluación continua
En los nuevos e innovadores marcos de enseñanza docente, se han reformado en metodologías de evaluación hacía un marco de aprendizaje más significativo. En la actualidad, se hace esencial poner en especial consideración un sistema de evaluación que integre las necesidades de los propios alumnos.
En este sentido, la evaluación continua llega a romper los paradigmas existentes sobre la metodología tradicional de evaluación. La evaluación continua, busca valorar todo el proceso del alumno, desde una panorámica diagnóstica o inicial hacia una final. Es decir, la evaluación continua no se rige bajo los parámetros de escalas de evaluación con una única medida. Por el contrario, se trata de una evaluación progresiva del desarrollo integral del alumnado.
Por consiguiente, los docentes deben valorar los procesos de aprendizaje, desde una visión flexible y de adaptación, en donde estas nociones se extrapolen a la asimilación de los contenidos y el propio desarrollo de las competencias y objetivos que persigue el currículo.
La evaluación continua, propone el diseño de múltiples actividades que apoyen una evaluación progresiva, de esta forma los contenidos, las competencias y los objetivos serán alcanzados de forma exitosa. Todo esto, se cubre en los propios seguimientos docentes, en donde se valora el progreso integral del estudiantado.
Se hace esencial, mencionar que la evaluación continua se da en base a los parámetros planteados por el constructivismo, cuyo objetivo principal es brindar cierta libertad y autonomía a los estudiantes. Estudios como los propuestos por Delgado y Olivier (2016) enfatizan que la evaluación continua tiene una alta garantía de superación en los contenidos por parte del alumnado, ya que, este tipo de evaluación les permite a los propios alumnos enfatizar en sus destrezas y también en los errores, respetando siempre los propios estilos de aprendizaje de cada uno de los alumnos.
En relación con las nociones propuestas por Biggs (2015) cuando un individuo aprende de manera significativa algún contenido en particular, debe atravesar por tres sistemas, estos son:
- Memoria procedimental: aprender lo que se hace.
- Memoria episódica: el lugar en donde se aprende.
- Memoria semántica: interpretar y describir lo aprendido.
En este sentido, la evaluación continua respeta el tiempo y los ritmos de estos tres pilares, fomentando la autonomía en el propio aprendizaje, una noción que prima en el constructivismo. Curiosamente, muchos autores coinciden en que para poder llevar a cabo una evaluación continua exitosa, es importante tener presente estas tres vertientes, además, desarrollar estrategias de evaluación en donde se valore el progreso indiscutible de los estudiantes, de manera individual, ya que, todos tendrán diferentes progresos y formas de estudio, de comprensión y de aprendizaje.
Por otra parte, es importante mencionar que, si se diseñan estrategias para la vinculación de la evaluación continua en el sistema educativo, se deberían desechar las evaluaciones finales, ya que, tiene más sentido valorar las competencias, los contenidos y los conocimientos durante todo el trayecto académico, mas no mediante una ponderación final.
Finalmente, para el diseño de una evaluación continua es importante tener en cuenta tres aspectos:
- Una buena planificación
- Brindar información clave y bien estructurada sobre los objetivos, los criterios de evaluación, recursos, seguimiento, etc..
- Diseñar un cúmulo de actividades para la propia evaluación (criterios de corrección, temática, temporalización, sesiones, etc..)
En este sentido, se podrá ejercer una evaluación continua exitosa, que sea permeable a todos los estilos y ritmos de aprendizaje de los estudiantes, así como las necesidades propias de estos. Apostando siempre por un sistema educativo inclusivo, que adopte medidas de evaluación flexibles y donde se ponga especial interés en el aprendizaje de contenidos y conocimientos significativos, más no de memorización.