Implementación
Una de las demandas prioritarias en todas las entidades educativas es la mejora del proceso de aprendizaje del alumnado. Esto implica un compromiso por parte de todos los agentes que intervienen en el proceso para conocerlo a fondo y diseñar posibles mejoras.
En este sentido, la implementación curricular pretende definir el nivel de profundidad y desarrollo de los Objetivos de Aprendizaje (OA) que se han alcanzado durante el curso escolar. Este análisis entraña una complejidad porque implica tres aspectos fundamentales: el currículum prescrito, el currículum implementado y el currículum aprendido.
El currículum prescrito está definido por los Planes y Programas que vienen determinados por el Ministerio de Educación y Formación Profesional, que están adaptados a las planificaciones que cada docente lleva a cabo de su disciplina. El currículum implementado es aquel que se registra y queda documentado en cada una de las herramientas de las que dispone el docente en relación con su alumnado. El currículum aprendido es el más difícil de determinar porque la única forma de saber lo que el alumnado ha aprendido es realizar una evaluación continua del proceso de aprendizaje lo que implica el uso de procesos sistemáticos y tiempo para llevarlos a cabo. Por todo ello, el proceso de evaluación se convierte en protagonista en este proceso de aprendizaje.
No obstante, de forma previa a la evaluación, es necesario no olvidar el proceso de implementación, que es fundamental para seguir los pasos fijados y tener en cuenta todos los agentes que participan en el proceso.
En primer lugar, es preciso definir los objetivos, es decir, lo que se pretende lograr cuando el proceso haya finalizado. En este sentido es recomendable tener en cuenta que los objetivos formulados deben responder a una serie de preguntas. Igualmente, tener presente los riesgos evitará que desde un principio se cometan errores y la propuesta sea más realista.
En segundo lugar, es necesario realizar una investigación sobre todos los elementos que participan en los objetivos a fin de tener una idea clara y concisa de la problemática. Para ello será importante utilizar herramientas adecuadas que recojan todas la información y datos necesarios sobre los que trabajar.
En relación con los riesgos mencionados, crear un registro de estos es una excelente estrategia a fin de definir las amenazas y poder diseñar estrategias que las solventen. Un análisis DAFO (Debilidades, Amenazas, Fortalezas y Oportunidades) puede ser interesante y reportar gran cantidad de información.
En tercer lugar, para la programación de los hitos del proyecto, parte importante también del proceso, utilizar un diagrama de Gantt es muy útil para visualizarlos y mantener a todo el equipo en la línea fijada. Este diagrama permite tener la información de forma visual y saber el tiempo que ocupará cada tarea. En este caso, se recomienda que se reserve un tiempo para los imprevistos por lo que se hace preciso reprogramar para que el proyecto siga su curso.
En cuarto lugar, la asignación de tareas y responsabilidades a cada uno de los diferentes miembros del equipo es vital. En este sentido, si las tareas están asignadas se puede llevar a cabo un reporte de productividad para lo que una matriz RACI puede ser una herramienta eficaz para definir roles y responsabilidades.
No hay que olvidar que la comunicación en el equipo es la clave para que el flujo de trabajo sea el adecuado y las tareas asignadas se realicen sin contratiempos en este sentido. Utilizar una herramienta compartida facilita que todos los miembros del equipo tengan más claro qué hay que hacer, quién lo está haciendo y para cuándo.
En definitiva, la planificación de la implementación reporta muchos beneficios al resultado final por lo que establecer una hoja de ruta es fundamental para ejecutar el proyecto sin inconvenientes.
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