Nivel académico
Una de las preocupaciones máximas del profesorado es el rendimiento académico del alumnado. Este rendimiento es la expresión final tras el proceso de enseñanza – aprendizaje por lo que medir y evaluar los resultados es fundamental para conocer el grado de efectividad del proceso.
En este contexto, el nivel académico se configura como un método idóneo mediante el cual se clasifica el grado de conocimientos que tiene el alumnado, lo que implica conocer el grado de efectividad del proceso de enseñanza.
La importancia del rendimiento académico estriba en su implicación, ya que éste determinará el nivel educativo adquirido y, por tanto, dará muestra del éxito en el proceso de enseñanza – aprendizaje y de la influencia del profesorado en el mismo. Es por ello por lo que las calificaciones escolares son una práctica extendida en casi la totalidad de países desarrollados y en vías de desarrollo. Son el reflejo de los exámenes y / o evaluaciones que el alumnado realiza y donde plasma sus conocimientos sobre las distintas materias estudiadas y que el plan de estudios recoge como necesarias para su desarrollo académico.
El análisis del nivel académico ha sido siempre una cuestión compleja, no sólo a la hora de conceptualizar, sino también en su proceso de medición. Por tanto, se ha convertido en un tema recurrente de investigación donde diversos autores resaltan la participación de multitud de variables que determinarán o influirán en el resultado final del proceso.
A este respecto, Cascón (2000) indica que “las notas académicas son característica principal de rendimiento académico, es decir, las notas obtenidas reflejan la calidad de enseñanza – aprendizaje”.
No obstante, no todas las voces especializadas coinciden en esta afirmación, e indican que existen tres importantes subniveles que intervienen en el nivel académico tales como: la motivación, las habilidades sociales y el auto-concepto, es decir, el rendimiento académico también es evaluado desde un enfoque humanista (Goleman, citado por Navarro, 2013).
El nivel académico se ha configurado como un tema complejo de definir debido a las diferentes variables que participan e influyen en él, y también de medir ya que su complejidad también se extiende a las diferentes características que el proceso de evaluación implica. Aquí participan variables cualitativas, determinadas por factores sociales y personales que vienen a fortalecer y complementar el proceso, y variables cuantitativas que se relacionan con las notas de las evaluaciones.
En este punto, es innegable el hecho de que las variables cuantitativas son las protagonistas a la hora de medir el nivel académico, pero no hay que olvidar que existen otros factores que pueden influir en los resultados. Las influencias personales y del entorno son factores de peso que pueden modificar el resultado final del proceso enseñanza – aprendizaje. La influencia del grupo de iguales o el contexto educativo / familiar pueden influir de forma negativa o positiva en el nivel académico.
En referencia a los factores personales es importante señalar que nuevos enfoques cognitivos señalan la motivación como un factor clave en educación ya que relacionan la motivación con la curiosidad despertada en el alumnado y con la perseverancia con la que enfrentan las tareas asignadas. Aleman (2014) afirma que:
Hablar de motivación en el contexto del proceso de enseñanza – aprendizaje se traduce en el trabajo que realiza el profesor con el propósito de desarrollar en los estudiantes una predisposición favorable hacia el aprendizaje, siempre con la intención de producir en el estudiante la ejecución consciente y deseada de una actividad. Precisamente moviliza las acciones a través de las actividades escolares para alcanzar los objetivos propuestos en planes y programas de estudio.
En definitiva, conocer todas las variables que pueden influir en el nivel académico del alumnado posibilita el diseño de estrategias que favorezcan el resultado del proceso de enseñanza – aprendizaje.