Orientador educativo
Para comenzar, es importante definir el concepto de orientación, el cual es un proceso a través del que se busca atender una necesidad específica de distintas índoles como bien puede ser personal, educativa, laboral, o formativa, entre otras, con el fin de valorar el progreso hasta el objetivo planteado previamente.
Concretamente, hablar de orientador educativo no es una tarea sencilla ya que es muy complicado de definir debido a la complejidad de dicho término. Tal y como señala Martínez de Codes (1998) citado en (Molina) “el concepto de orientación, sus funciones y el modo de planificarla fueron, desde el comienzo, imprecisos, problemáticos y con frecuencia, contradictorios” (p.1).
A rasgos generales podríamos abarcar el concepto de orientador educativo, como aquel profesional que se encarga de detectar y atender cualquier problema y ofrecer un correcto asesoramiento en cuanto a cuestiones educativas se refiere.
Es debido a esta complejidad y profundidad a la que venimos haciendo referencia, que dicho profesional, requiere una formación muy completa y multidisciplinar que conozca cómo abarcar y actuar ante las diferentes funciones que comprenda su labor.
Entre muchas de estas funciones que debe desempeñar un orientador educativo, cabe hacer mención a las siguientes, cómo nos enmarcan Sanz y Sobrado (1998):
- Evaluación y detección tanto de dificultades de aprendizaje como de necesidades especiales.
- Informar tanto de aspectos escolares como profesionales.
- Formación en cuanto a la acción tutorial se refiere, en la identificación, actuación y control del alumnado con cualquier necesidad.
- Elaboración de materiales y estudios e informes sobre temáticas educativas que favorezcan la orientación del alumnado en el ámbito escolar y laboral.
- Tratamiento y resolución de conflictos que puedan darse en el entorno educativo.
- Elaboración de planes de actuación ante la prevención de cualquier problemática educativa.
De una forma más detallada, podríamos afirmar que, a pesar de que las funciones del orientador educativo son muy parecidas en las distintas etapas escolares, debido a la edad y a las diferentes características que pueda presentar el alumnado, se enfocará en unas más que en otras.
De esta manera entre las funciones que se destacaron dentro del período de primaria, estarían; apoyar una adecuada y progresiva adaptación del alumnado, ayudar en el cambio supuesto entre las distintas etapas, atender a la diversidad y colaborar en la equidad.
En la educación secundaria, por su parte, resulta clave hacer hincapié en otros aspectos como pueden ser la prevención del acoso escolar, ofrecer asesoramiento en relación a las salidas académicas y laborales para facilitar su posterior elección tanto formativa como profesional, elaborar y desarrollar programas de formación complementaria sobre cuestiones relevantes y ayudar en el fomento de una adecuada convivencia dentro del centro.
La figura del orientador educativo representa, por tanto, un papel esencial en el ámbito educativo que vela por el adecuado funcionamiento del centro, además del bienestar y el correcto desarrollo del alumnado. Para esto, también actuará como mediador entre el alumnado con sus familias y con su claustro de profesores, con la intención de garantizar el desarrollo educativo de todos con éxito.
Por ello, como garantiza la Secretaría de Educación Pública (2010) citada en Flores (2015):
El orientador educativo es parte de la función de la personalidad del estudiante y de la construcción de su proyecto de vida, logrando así su inserción social como participante de una democracia, por lo que el asesoramiento psicopedagógico en los centros escolares tiene un papel importante que cumplir en cuanto a la planificación, desarrollo y formación integral de los alumnos (p.14-15).
Para concluir, se debe destacar la importancia de que el orientador educativo se encuentre en continua formación, para poder atender con eficacia los diferentes problemas educativos, que puedan surgir a lo largo del proceso educativo