Psicopedagogía
En la actualidad, autores como Figueroa y Farnum (2020) reconocen la psicopedagogía, como una estrategia cuya labor se consolida en mediar situaciones vinculadas a procesos de enseñanza-aprendizaje y laborales. Esto se genera, por medio de la promoción de espacios de intervención, que asumen el seguimiento de necesidades propias de los individuos.
Poniendo en especial consideración, el estudio propuesto por Mora (2017) se consolida que, en los procesos psicopedagógicos, se deben integrar todos los agentes mediadores en la intervención; entendiendo como agentes, a todos los individuos que inciden en este desarrollo (familia, docentes, orientadores). De esta manera, se observa y se establece una necesidad en particular, que debe ser mediada por un proceso psicopedagógico de carácter orientativo.
Siguiendo con lo anterior, se hace indispensable considerar la psicopedagogía, como una disciplina que auxilia a la propia educación y a los ambientes de carácter laboral. En este sentido, Quevedo et al. (2020) proyectan esta terminología como una necesidad indispensable, que promueve de manera exitosa el apoyo y seguimiento que un individuo necesita, para confrontar situaciones educativas, laborales y de la vida en general.
Siguiendo con lo anterior, Rojas et al. (2017) y Vallejo et al. (2019) consideran que, para establecer estrategias psicopedagógicas estables y exitosas, es primordial reconocer en primera mano, el contexto en el que una persona se encuentra sumergida. En este sentido, partiendo de la realidad social actual, la psicopedagogía ha tenido que ejercer diversos cambios, debido a la gran incidencia de las TIC y la pandemia por Covid-19.
En este sentido, la psicopedagogía tiene el reto de crear escenarios de promoción, sensibilización y orientación, que incidan de manera crítica y óptima, en el desarrollo humano; todo esto, partiendo del uso de las nuevas tecnologías en los modelos de enseñanza y espacios de trabajo híbridos.
Tomando como referencia el estudio propuesto por Andrade et al. (2019) se confluye la importancia de renovar las dinámicas psicopedagógicas. De esta manera, se hace indispensable que los agentes orientadores, guíen el proceso por medio del uso de plataformas de comunicación e incentiven la motivación y creatividad de los individuos, correlacionándose positivamente con el desarrollo de competencias emocionales y educativos.
No obstante, siguiendo el mismo orden de ideas, se hace imprescindible destacar que, el estudio de nuevas alternativas de comunicación se ha convertido en un reto para los psicopedagogos, ya que, la psicopedagogía se caracteriza por brindar un apoyo personal, que usualmente se da de manera exitosa, cuando las dos personas están presentes y trabajan de manera conjunta. Sin embargo, las herramientas tecnológicas van en aumento, y cada día son más fáciles de usar. Hernández (2021) considera que un buen psicopedagógico, debe tener a disposición herramientas digitales y formación en el uso de estas, vinculando todos los aprendizajes propios y fortaleciendo los procesos de orientación híbridos
Las TIC son herramientas innovadoras, que sirven como recursos y han facilitado el trabajo de diversas áreas de desempeño, entre las cuales encontramos la psicopedagogía. Autores como Cedeño et al. (2019) consideran a las TIC, como herramientas que derrotan las metodologías tradicionales en áreas como la educación y la psicopedagogía. Sin embargo, estos autores hacen especial énfasis en que, los psicopedagogos siempre deben ser el andamiaje entre el proceso de seguimiento, enseñanza y orientación con otros individuos o grupo de personas. En otras palabras, las TIC, nunca van a sustituir los procedimientos que ejercen los propios psicopedagogos, ya que, este proceso es humano, se vincula con la empatía, la solidaridad y el desarrollo de múltiples factores psicosociales, proporcionando en las personas, un desarrollo integro en el que se solidifican y se potencian los procesos de enseñanza-aprendizaje.