Retención
La retención de estudiantes mide las tasas de abandono escolar y la continuidad de los estudios de los alumnos en una determinada etapa educativa. En los últimos años, las medidas propuestas por las instituciones educativas para evitar el fracaso y el abandono escolar han provocado una mejoría en la continuidad de los estudios. Sin embargo, la retención escolar abre el debate de muchas cuestiones educativas y sociales a las que aún debemos hacer frente. Entre ellas, cómo proyectar una escuela más inclusiva, permitiendo al alumnado que hace frente a diversas problemáticas en su día a día seguir formándose o la creación de metodologías y sistemas de enseñanza que permitiesen al alumnado prolongar sus estudios a niveles superiores. Analizando los casos de abandono escolar y las tasas de éxito educativo podemos descubrir una serie de factores que van más allá del sistema educativo.
En las últimas décadas, se tomaron una serie de medidas gubernamentales para establecer la obligatoriedad de los estudios hasta los 16 años. Con ello, se pretendía garantizar la adquisición de conocimientos y competencias, mínimas y necesarias, que procurasen un desarrollo integral del alumnado en todas las áreas de su vida, tanto a nivel personal, como social y profesional. Sin embargo, aunque las tasas de abandono se han reducido considerablemente durante los últimos años, España sigue liderando el primer puesto en abandono escolar de Europa. Además, en muchos casos, la permanencia obligatoria no garantizaba la adquisición total del aprendizaje que se había propuesto para la etapa de Educación Secundaria Obligatoria, de hecho, las medidas de obligatoriedad parecían estar más preocupadas por retener a los alumnos, en un sentido de mantenerlos en el espacio, que por ayudarlos a cambiar sus estructuras de pensamiento para que pudiesen alcanzar el éxito académico. Por ello, todavía hoy, son muy prolíficos los debates educativos sobre la gestión de esta problemática y sus posibles soluciones.
Aunque el propósito de crear una educación libre entre todos y para todos consiguió grandes logros durante su desarrollo, la realidad es que el abandono escolar se produce por una serie de problemáticas que suponen un verdadero reto para el sistema educativo. Siguiendo los datos proporcionados por el Área de Educación Europea, las causas más frecuentes de abandono escolar están vinculadas al desempleo, la exclusión social, la pobreza y los problemas de salud. Si atendemos a los informes que analizan el abandono de los estudios en las edades comprendidas entre los 18 y los 24 años, nos daremos cuenta de que los datos siempre apuntan a un sistema social excluyente y a una problemática de extrema actualidad: el desencanto con los estudios superiores.
Los datos que tenemos sobre el abandono escolar conforman una fotografía más amplia, dominada por un fenómeno ya evidente: el bloqueo del llamado ascensor social, es decir, la esperanza de las nuevas generaciones por tener mejores condiciones económicas y de vida que las generaciones anteriores. Por ello, no es de extrañar que el porcentaje más alto de abandono escolar se registre en hogares con pocos ingresos y en los que los propios padres no tienen estudios superiores a la ESO. Del mismo modo, la brecha se acentúa entre los alumnos españoles y los alumnos extranjeros, estos últimos se ven mucho más afectados por el abandono escolar prematuro. En España, además, ocurren situaciones similares a nivel geográfico: el alumnado de Andalucía o Murcia cuenta con un porcentaje de abandono mayor al alumnado del País Vasco.
Por ello, es importante que las políticas de retención no solo se preocupen de mantener físicamente a los alumnados dentro de la escuela, sino que le aseguren condiciones propicias para seguir avanzando en sus estudios, independientemente de la situación personal y económica que atraviesen. Estas políticas de intervención deben implicar a todos los estudiantes y garantizar una calidad de la acción didáctica que impregne el clima de la clase, construyendo así un espacio seguro, atractivo y motivador. En definitiva, tener buenos resultados, estar contento de aprender, mantener buenas relaciones con los compañeros y el equipo docente serán factores decisivos que contribuyan a reforzar la vida escolar del estudiante.
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