El impacto emocional de las alergias alimentarias en los niños
Las alergias alimentarias tienen un gran impacto en la salud mental y emocional de niños y niñas, a parte de afectarles de manera física también. Los primeros años de vida significan vivir con ansiedad, estrés y miedo por la constante preocupación de una posible reacción alérgica, tanto en los niños y niñas como en sus familias. Además, las siguientes restricciones debido a las alergias alimentarias en niños pueden influir en la vida social, sintiendo aislamiento o frustración. Por ello, hay que entender cómo estas condiciones pueden llegar a afectar al bienestar psicológico de niños y niñas. Conozcamos más qué ocurre en la salud mental de los más pequeños:
El incremento de las alergias alimentarias en niños y niñas
Según datos recogidos por el CSIC, las alergias alimentarias han aumentado en la población infantil desde 2013 de un 2% al 8%. Por otro lado, la Sociedad Española de Médicos Generales y de Familia (SEMG) alerta del incremento al 2% anual de aquellos niños españoles que son alérgicos a algunos alimentos o poseen alguna intolerancia alimentaria. Las primeras alergias alimentarias surgen en los primeros dos años de vida debido a que es el momento donde comienza a introducirse la mayoría de los alimentos potencialmente alergénicos en una dieta y cuando se activan los mecanismos de tolerancia inmunológica.
La esofagitis eosinofílica, una nueva alergia alimentaria
La esofagitis eosinofílica es una alergia alimentaria cada vez más común entre niños, adolescentes y jóvenes adultos debido a la ingesta de leche de vaca, huevos y trigo. Esta alergia no existía hace 30 años y en la actualidad afecta a una de cada 800 personas en España. Es una enfermedad alérgica producida por los alimentos mencionados anteriormente, muy comunes en cualquier dieta. Además, provoca tener dificultad para tragar y fuertes atragantamientos, y se asocia a otras enfermedades como la rinitis, dermatitis atópica o el asma. Los investigadores del CSIC se refieren a estas nuevas alergias alimentarias como un cambio de paradigma radical, al ser una enfermedad totalmente nueva.
Problemas de ansiedad, estrés y miedo en el diagnóstico de alergias alimentarias
Un estudio presentado al Colegio Estadounidense de Alergia, Asma e Inmunología (ACCAI) relaciona este aumento a la necesidad de ayuda psicológica por el aumento de la ansiedad que producen esas alergias. El alergólogo David Stukus, coautor del estudio presentado, explica que las alergias alimentarias en niños les provoca ansiedad debido a la "posible ingestión accidental y la anafilaxia". Por ello, promueve la ampliación de los servicios psicológicos en pacientes con alergias alimentarias para ayudar tanto a los niños como a las familias a llevar una vida normal y, a la vez, equilibrar el tratamiento de la alergia.
Cuando se anuncia el diagnóstico de una alergia alimentaria, especialmente a alimentos de uso común, el impacto en los niños y niñas es enorme. A medida que van pasando los años, la situación de su salud mental puede empeorar al entrar en la adolescencia. Fiestas de cumpleaños o actividades sociales como salir a comer pueden ser factores que provoquen problemas al socializar y frustración en la vida de los más jóvenes. Muchos de los niños con alergias alimentarias se ven señalados o, incluso, pueden llegar a sufrir acoso escolar.
Entonces, ¿cómo puede ayudar la atención psicológica?
Es fundamental tener una atención psicológica para disminuir esa ansiedad y estrés, y reforzar su autonomía. Es erróneo pensar que la ayuda psicológica debe venir tras sufrir estrés o ansiedad por las alergias alimentarias en niños. La consulta psicológica debe ser para prevenir que se desarrollen esos problemas tras el diagnóstico por la alergia. Lo recomendable e ideal es que exista un acompañamiento psicológico en el momento del diagnóstico y posteriormente en el proceso de adaptación de la vida del niño o joven a las restricciones o limitaciones alimentarias.
¿Y qué pueden hacer las madres y los padres?
Por otro lado, también los padres pueden fomentar la autonomía de sus hijos/as, siendo conscientes del problema y partícipes en los cuidados y precauciones que tienen que tomar para estar más seguros/as. Tienen que fortalecer su relación con su alergia desde pequeños y encontrar el posible equilibrio entre protección y sobreprotección. Hay que enseñarles la capacidad de sus limitaciones y cómo tienen que actuar ante ciertas situaciones. Y, especialmente, los padres y madres deben tener habilidades emocionales y de respuesta para educar a sus hijos e hijas a afrontar el día a día con su alergia.