Cómo la crianza positiva impacta en el futuro de tus hijos/as
La crianza implica mucho más que cuidar las necesidades básicas. Se trata de construir un entorno donde puedan desarrollarse como individuos empáticos, resilientes y seguros. En ese proceso, cada interacción, palabra y decisión de los padres y madres tiene el poder de moldear la manera que van a tener de percibir el mundo y se relacionan con él. El paso del tiempo ha permitido que muchos padres y madres reflexionen sobre los métodos de educación tradicionales, preguntándose cómo fomentar una relación más cercana y respetuosa con sus hijos/as. Es aquí donde surge la crianza positiva, que ha transformado dinámicas familiares en todo el mundo. ¡Conozcamos más sobre esta alternativa!
Profundicemos en la crianza positiva y en su origen
Hablamos de la crianza positiva como un modelo de educación cuya base es la empatía, el respeto, el afecto y la comunicación entre hijos/as, padres y madres. Gracias al desarrollo de este tipo de estilo de crianza, se afianzan lazos de auto-respeto y confianza mutua entre los integrantes de la familia. La finalidad de la crianza positiva es contribuir al desarrollo integral de los más pequeños, favoreciendo sus valores, su autoestima y sus capacidades. Además, fomenta la resolución de los conflictos de manera constructiva y pacífica para que tengan en un futuro unas herramientas emocionales para esas situaciones.
Este modelo sobre la crianza positiva ha sido investigado recientemente en un estudio llamado Crianza positiva, conducta prosocial, sentido de vida y bienestar subjetivo en adolescentes por el profesor Gökmen Arslan, experto en Ciencias del Bienestar en la Universidad de Melbourne (Australia). En él, se analiza cómo se sientan las bases de la crianza positiva para obtener una mayor autoestima, habilidades sociales y una independencia, otorgándoles los cimientos para ser felices a largo plazo. Una crianza positiva puede ayudar a aumentar el bienestar subjetivo de los hijos e hijas y, como finaliza Arslan su estudio, tiene una estrecha relación con la conducta social y la autoestima.
¿Por qué la crianza positiva es clave en el desarrollo infantil saludable?
Las madres y padres tienen como objetivo principal criar sus hijos e hijas de la manera más feliz y positiva, aunque intentar educar sin dañar la autoestima puede ser una tarea difícil de llevar. Hay que poner atención a los mensajes que emiten los niños y niñas acerca de sus sentimientos, sensaciones, deseos o ideas. Los progenitores deben escuchar y no bloquear las emociones, ya que pueden llegar a acabar invalidando sus emociones y afectando al desarrollo de su autoestima.
Por ello, la crianza positiva se acerca como un estilo más centrado en mejorar la autoestima y potenciar las fortalezas de los niños y niñas. Deben sentirse seguros/as en el espacio que habitan, siendo valorados en todo momento y puedan expresarse sin ser juzgados. La autoestima se alza como la clave principal en el desarrollo social y emocional de los niños y niñas y en su comportamiento. Expresando sus preferencias y sus gustos, podrá contribuir a la creación de su propia autodefinición. Hay que hacerles sentir seguros/as de sí mismos/as, mostrándoles la confianza que necesitan y otorgándoles cada vez más autonomía en el día a día.
Los principales beneficios de la crianza positiva para padres y madres e hijos/as
Para conseguir una crianza positiva, hay que reforzar los valores del amor, el cuidado y el respeto mutuo que comparte con la crianza con apego. Conozcamos los beneficios que aporta este modelo de educación:
- Fortalece el vínculo entre padres e hijos con comunicación y comprensión.
- Fomenta la autonomía y la responsabilidad en los niños.
- Previene problemas de conducta y de salud mental.
- Estimula el desarrollo cognitivo, emocional y social.
- Mejora la convivencia familiar con respeto y armonía.
- Aumenta el bienestar de los padres al reducir conflictos y frustraciones.
- Mejora la autoestima y confianza de los niños.
Cómo aplicar la crianza positiva en el día a día
Para comenzar, hay que evitar la invalidación de las emociones o juzgar las conductas o pensamientos que tengan los niños y niñas. Por otro lado, es importante qué actitud tengan los padres, ya que son el ejemplo en el que se fijan desde que nacen. Como padres, si os equivocáis, tenéis que hacérselo ver como algo natural que puede ocurrir y no como algo malo. Hay que valorar el proceso, el esfuerzo y el tiempo que se le dedica al día a día, y no tanto el resultado final. Además, hay que animar a los niños y niñas a probar nuevos hobbies, aventuras o actividades, ya que frustrarse ante algo que no sale como pensábamos es parte del desarrollo.
Para fomentar una crianza positiva, es fundamental elogiar el buen comportamiento del niño, lo que refuerza su autoestima y motivación. Escuchar activamente, prestando atención genuina a lo que dice, fortalece el vínculo y le hace sentir valorado. Establecer normas y límites claros proporciona seguridad y guía en su desarrollo. Además, es esencial que todos los miembros de la familia trabajen en equipo, promoviendo un ambiente de cooperación. Evitar gritar, amenazar, chantajear o humillar protege la dignidad del niño y fomenta un entorno de respeto mutuo. Finalmente, es clave corregir desde la empatía, evitando castigos físicos o psicológicos y priorizando métodos respetuosos y constructivos.
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