Actividades para el desarrollo psicomotriz infantil
La psicomotricidad o desarrollo psicomotriz es una técnica que se utiliza para ayudar al desarrollo de cuerpo y mente de niños y niñas en edad infantil. Desarrolla sus movimientos corporales, fomenta las relaciones con iguales, controla sus emociones y favorece el desarrollo global del niño/a. En palabras más técnicas, la psicomotricidad hace referencia al nivel de desarrollo del sistema nervioso central como principal regulador de los movimientos y el funcionamiento cognitivo y emocional. Esta engloba todos los factores psicológicos y físicos involucrados en el desarrollo infantil, que miden la evolución y el crecimiento de niños y niñas.
Esta técnica les permite tener la capacidad de controlar mejor sus movimientos e impulsos emocionales y, además, una mejor adaptación al medio familiar, escolar y social. La estimulación de la psicomotricidad en estas edades tan tempranas conlleva muchas ventajas para su desarrollo físico y psicológico. Se ha llegado a saber que niños y niñas que han trabajado desde muy pequeños, suelen desarrollar más rápido algunas destrezas y habilidades musculares, su pensamiento crítico, mejora de la memoria y también de la concentración. De una forma más esquemática, podemos desglosar el desarrollo psicomotriz en tres partes:
- A nivel motor: permite al niño/a dominar su movimiento corporal.
- A nivel cognitivo: permite perfeccionar la creatividad, atención, concentración y memoria.
- A nivel social y afectivo: permite al niño/a tener un mayor autoconocimiento, relacionarse con los demás y afrontar sus miedos.
En relación a las habilidades que se engloban en el proceso de la psicomotricidad, se trabajan las siguientes:
Dominio corporal o conciencia y conocimiento de las dimensiones del propio cuerpo.
Lateralidad: es el uso preferente de un lado u otro del cuerpo para realizar determinadas tareas. Los niños y niñas la definen de manera natural ya que si se forzara no podríamos evitar futuros problemas en su desarrollo.
Reflejos o reacción hacia estímulos externos.
Equilibrio.
Estructuración espacio-temporal: comprender relaciones espaciales que guardan los objetos entre sí y con el propio cuerpo.
Ritmo o control del movimiento.
Motricidad gruesa: coordinación y control de movimientos del tamaño del propio cuerpo o superior, como por ejemplo, caminar, bailar, correr…
Motricidad fina: coordinación y control de movimientos que abarcan menos tamaño, y la cual compromete las partes finas como dedos, pies y manos, como por ejemplo escribir, dibujar, recoger objetos muy pequeños…
Existen variedad de actividades que se pueden llevar a cabo tanto en casa como en el aula. Es esencial que estos ejercicios se desenvuelvan en un ambiente tranquilo, armonioso y afectivo, donde niños y niñas se sientan seguros y perciban nuevas formas de querer descubrir el mundo y la naturaleza que les rodea.
A continuación se proponen algunos ejemplos de actividades que podemos trabajar con los más pequeños:
- A caballito (para trabajar la lateralidad): por parejas se tendrán que desplazar por todo el espacio del aula o habitación. Un niño/a será el caballo (se pondrá a cuatro patas) y otro niño/a será el jinete (se sentará encima a horcajadas). Quien haga de caballo deberá llevar los ojos vendados y el jinete deberá indicarle, a través de distintos signos, hacia dónde debe ir. Los signos serían: tirón de oreja derecha para ir hacia la derecha; tirón de oreja izquierda para ir hacia la izquierda; tocar la nuca para ir hacia atrás; tocar la frente para ir hacia delante; tocar la espalda para pararse.
- Pelota caliente (para trabajar la estructuración espacio-temporal): en un espacio delimitado, se divide el grupo en dos equipos y se coloca cada uno en cada mitad del campo. Los jugadores tendrán que golpear, lanzando la pelota, y siempre sin hacer daño, a los componentes del equipo contrario. El objetivo es que niños y niñas sepan comprender la relación espacial entre la pelota y el propio cuerpo.
- El juego de las sillas (para trabajar el ritmo y el control del movimiento): se colocan las sillas en forma de círculo y los jugadores se colocan fuera de él. Una persona controla la música y decide cuándo empieza a sonar y cuando pararla. Los niños y niñas tienen que dar vueltas alrededor del círculo al ritmo de la música. Cuando la encargada de la música la detiene, estos/as tienen que sentarse en una silla que vean libre y quien se quede sin silla se eliminaría. Luego se quita una silla del círculo y se repite el juego. Cuando sólo quede una silla y dos jugadores, el que consiga sentarse ganará la partida.
- Plastilina y recortes (para trabajar la motricidad fina): crear bandas con plastilina encima de un folio, primero en línea recta, luego curvas, luego círculos o figuras de letras. El niño o niña tendrá que recortar esas formas sin salirse.
Texto escrito por Paula Vivas Cano