“Saber que tengo TDAH fue ponerme una etiqueta que me dio tranquilidad”
Valle Pérez es de esas personas que tiene una sonrisa eterna en el rostro, de esas que transmite una inmensa energía positiva. Aunque su vida ha estado marcada por un TDAH que no ha descubierto hasta los 33 años, no le ha impedido conseguir sus objetivos. Emprendedora, madre, contable, social manager… Se puede decir que es de esas que cumplen sus sueños, que los hacen realidad.
¿Pero cómo es vivir con TDAH sin saberlo y descubrirlo en la etapa adulta? Por ejemplo, Valle nos contó que en el colegio se sentía tonta: “era algo superior a mí, era como que no podía seguir el ritmo y es verdad que despistaba mucho”. Además, nos explicó que su madre siempre le decía que tenía pajaritos en su cabeza, por lo mucho que se evadía.
“Yo no puedo retener secuencias de números. De dos en dos sí., ahora como sean de tres o de cuatro…. Y claro, cuando tú ves que esos pequeños detalles en tu día a día, ves que a la gente no le cuesta ningún tipo de trabajo hacerlo. Y tú ves que por mucho que tú esfuerzas no eres capaz de memorizar una matrícula, por ejemplo, ¿no? Es como que te sientes un poco diferente. Yo la palabra que utilizaba era tonta”, comentó.
¿Qué pasa cuándo los problemas se acrecientan?
¿Cuándo se aprecian más estas dificultades y estos problemas? Valle nos indicó que, en su caso, fue en la adolescencia, ya que siempre ha sacado buenas notas. Las asignaturas cada vez eran más difíciles y a ella le costaba toda más aprobar los exámenes. Incluso se llegó a plantear si valía para estudiar, ya que era incapaz de sentarse a leer el temario. Ella se quedaba con lo que se explicaba en clase, pero, claro, no siempre podía mantener la atención.
“Si yo hubiera tenido una herramienta por lo del tema de atención temprana o a mí alguien me hubiera dicho cómo yo tenía que estructurar… Es que realmente mi mente tampoco aprende de la forma que puede aprender otro tipo de persona que no tiene TDAH. Entonces, si en ese momento yo hubiera tenido esa ayuda que creo que me hubiera venido súper bien, yo hubiera podido acogerme de otra forma, pero mi paso a instituto fue un guantazo con la mano abierta”, espetó.
¿Cómo fue la vida social de Valle?
¿Y cómo socializa una persona con TDAH, a la que le afectan una gran cantidad de estímulos? Valle nos contó una de sus anécdotas en la discoteca que ilustra bien lo que sufre una persona con este tipo de trastorno: “Recuerdo que cuando íbamos a discoteca y empezaban las típicas luces estas que parece que lo pone todo un poco a cámara lenta. Ahí yo estaba a punto de esto de desmayarme siempre. De hecho, yo recuerdo cerrar los ojos y cuando ya veía que todo volvía un poco a la normalidad, volvía”.
A Valle le diagnosticaron formalmente TDAH con 33 años. ¿Cómo fue este proceso? Su mejor amiga, que es psicóloga, le lanzaba muchos comentarios del tipo “tú puedes ser TDAH porque tienes muchas claves” o “tampoco está de más que te miren”. Valle, que se encontraba yendo al psicólogo por una terrible ansiedad, se lo comentó. En ese momento, la derivaron al psiquiatra y, efectivamente, las pruebas confirmaron las sospechas.
Para Valle, el hecho de que le hayan diagnosticado TDAH ha sido, de algún modo, una liberación: “En verdad fue ponerme una etiqueta que me dio tranquilidad porque luego ya, una vez que tuve la etiqueta, mi psicólogo me dijo, está bien que tú ya tengas tu diagnóstico, pero yo no te voy a juzgar porque entonces te estoy haciendo que a lo que tú hagas le echen la culpa siempre al TDAH”.
Medicación: la duda tras el diagnóstico
¿Y cuando te diagnostican TDAH siendo una persona adulta, qué ocurre? Valle dice que existe la opción de medicarse, aunque eso se reserve para las personas que tienen más dificultades en atención. Ella decidió no hacerlo: “Si yo había conseguido todo lo que he conseguido la vida, que he podido estudiar, he formado una familia, tengo relaciones saludables, tengo negocios, he escrito un cuento. Si a mi no me ha frenado el TDAH, por qué medicarme”.
Valle nos explica los grandes beneficios que tiene la terapia y del increíble descubrimiento que para ella fue la meditación: “A mí me ayudó muchísimo a volver a recargarme la meditación. Hace unos años que comencé, ya que mi psicólogo me lo recomendó. Para mí es mi pan de cada día. En cualquier momento del día. Es como un reencuentro, me centro y vuelvo a estar. No al cien por cien a lo mejor, pero si puedo volver a mantener una conversación o puedo mantener la tarea que estaba haciendo”.
Su inserción en el mercado laboral tampoco fue sencilla, y es que Valle necesita de un ambiente tranquilo para poder mantenerse concentrada. Además, necesitan un componente de emoción para mantenerse motivados. Para Valle, lo peor sería trabajar en una oficina, ya que con tanto estímulo no sería capaz de ser productiva. Por ello, ha detectado que el teletrabajo y el emprendimiento es su mejor opción.
¿Y qué opina Valle sobre la formación de profesionales en Atención Temprana? En este punto, señala que desempeñan un papel fundamental: “Son cosas que están saliendo a la luz, aunque lleven mucho tiempo, pero se le está dando la importancia que tiene realmente ayudar a un niño que de verdad necesita ayuda para avanzar en un proceso tan simple como puede ser la escritura”.
La atención temprana: un aspecto fundamental
“Es súper importante tener un apoyo donde se sepa las necesidades reales de cada niño porque, aunque un niño no tenga TDAH y no tenga ningún tipo de trastorno, cada niño tiene un proceso diferente en su aprendizaje. Por eso es una figura súper importante para el apoyo a todos los niños que lo necesiten”, señaló.
Por último, Valle nos aportó una definición corta de lo que para ella significa la Atención Temprana. Una definición sencilla que guarda la idea más importante: ayudar a que los niños se desarrollen de manera correcta y sana. “La Atención Temprana es el simple hecho de acompañar a un niño en su aprendizaje, acompañarlo para que se adapte a los procesos de una educación que ya está marcada.