La cultura del esfuerzo
Vivimos en una sociedad en donde vamos un ritmo vertiginoso, todo es aquí y ahora, tenemos todo a nuestro alcance de forma fácil, rápida y sin mucho esfuerzo.
Los niños, a menudo están también acostumbrados a esto, teniendo una vida cómoda en donde las cosas se consiguen rápidamente y donde no se fomenta la cultura del esfuerzo.
Es por ello, que hoy en día es tan importante educar en la cultura del esfuerzo y que la mayoría de las cosas se consiguen así, esforzándose. No obstante, es importante también hablarles sobre que no siempre todo se puede conseguir, que a veces pese al esfuerzo se fracasa, que no siempre serán los primeros pero que nunca deben dejar de luchar y esforzarse.
¿Qué la cultura del esfuerzo?
La cultura del esfuerzo hace referencia a que las cosas, objetivos o metas se consiguen esforzándose y trabajando.
La cultura del esfuerzo nos enseña a ser adaptativos, a asumir responsabilidades, a tomar los tropiezos o fallos de forma positiva y realista, y por supuesto favorece el desarrollo de la constancia.
No obstante, la palabra esfuerzo tiene diferentes significados según distintas personas. Para algunas, es sinónimo de conseguir resultados y cumplir objetivos. Pero para otras, significa cansancio y agotamiento.
Claves para educar a los niños en la cultura del esfuerzo
Educar a los niños en la cultura del esfuerzo va a resultar fundamental para su posterior desarrollo personal y mejorar la forma en la que afronten la vida adulta.
Es importante, dejar que los niños adquieran responsabilidades, siempre adaptadas a su edad, esta facilitará la adquisición de hábitos, mejorará su autoestima y comprobarán que son capaces de realizar tareas por sí mismo sin ayuda de nadie. Se reforzará y premiarán las responsabilidades cumplidas.
Algunos consejos para fomentar la cultura del esfuerzo son:
- Motivarlos planteándoles retos.
- Destacar sus logros.
- No ser muy exigentes, hacerles ver que si se equivocan no pasa nada.
- Dar ejemplo.
- Enseñarlo a marcarse objetivos y esforzarse por conseguirlos, pero haciéndolos conscientes de que a veces no se pueden conseguir, para evitar frustraciones.
” No pasa nada”.
- Los errores o fracasos son un aprendizaje, es el camino también.
- Enseñarles a buscar soluciones.
- Animarlos a ser valientes y no tener miedo a fallar.
- Ayudarlos a gestionar las emociones y controlarlas.
¿Qué puede pasar sino se educa en esta cultura?
Algunas de las consecuencias de no educar en la cultura del esfuerzo, pueden afectar a la vida adulta y la forma en la que la afrontaremos.
La etapa infantil es ideal para incluir y construir todas las bases de la cultura del esfuerzo, para evitar adultos dependientes y déspotas.
Es importante educar en esta cultura, para que el ahora niño, cuando se convierta en adulto, se una persona independiente, que se valga por sí misma, no dependiente y que necesitan en todo momento la ayuda y el apoyo de los demás para realizar sus tareas.
Tolerarán menos la frustración, estarán continuamente experimentando sentimientos de insatisfacción y se mostrarán menos empáticos con los demás.
Si solucionamos todos los problemas de nuestros hijos, insistimos siempre en allanarles el camino y a conseguir todo lo que quieren de forma rápida y fácil, estaremos contribuyendo a crear adultos con las características que acabamos de mencionar.
Como podemos ver, educar en la cultura del esfuerzo, conlleva en una serie de beneficios para los niños, haciéndolos mucho más independientes, seguros de sí mismos, menos frustrados, con mejor autoestima, mas empáticos con sus semejantes entre otras. Esto se traducirá, en adultos que afrontarán los problemas de manera más realista y positiva, se valdrán por sí mismos, no tendrán miedo y aceptaran los fracasos de forma menos dolorosa, que se plantean retos y verán los errores como medio de aprendizaje