La importancia de la educación respetuosa
Los niños tienen infinidad de formas diferentes de expresar sus pensamientos, ideas, intenciones y creatividad. Todos ellos se deberían de sentir acogidos y arropados por la escuela. Esta nueva visión hay que tenerla muy presente en las aulas para comprender cómo son los infantes y adecuar la enseñanza y la forma de trabajar en el aula para cubrir sus necesidades y entender por qué a veces actúan como lo hacen para no precipitarnos a tomar unas ideas preconcebidas o a etiquetarlos, sino comprenderlos.
Debemos ponernos en su lugar y ser un apoyo para ellos, siendo guía en este proceso de descubrir quiénes son y ayudándoles a conocerse mejor tanto por fuera como por dentro, con sus emociones para aprender a controlarlas y gestionarlas. La infancia es un lienzo en blanco que con la ayuda de todos podemos ir dejando ser y que se desarrollen de manera íntegra en todos los aspectos.
El rol del docente en la educación respetuosa
Se habla mucho de educación, pero ¿qué consideramos realmente importante a la hora de hacerlo? Cada vez se habla más de una educación respetuosa, como podrían ser como muestra la Montessori, Pikler… en todas ellas es el niño el protagonista de su aprendizaje. Se le deja ser, sin imponerles algo para lo cual no están preparados.
A pesar de la teoría, muchas veces estas concepciones no se llevan a la práctica. Se tiende a hacer mucho al "adultocentrismo", marcando lo que tiene o no que hacer el infante simplemente por mero “capricho”. En ocasiones somos nosotros como maestros los que cortamos su curiosidad, iniciativa y aprendizaje, realizando tareas demasiado estructuradas que impiden su expresividad, ingenio y creatividad. En las escuelas tradicionales, además de esto, se les suelen imponer lo que tiene que hacer mediante un exceso de normas, lo que implica en muchas ocasiones privarles de movimiento, sobre todo en la etapa de infantil, en la cual lo que más necesitan para su óptimo desarrollo es moverse y experimentar.
Claves para la educación respetuosa
Educar desde el respeto, es educar cuidando el vínculo con el niño. No debe vernos como un contrincante, por lo que en nuestras manos está el respetar sus ritmos madurativos, cognitivos y de aprendizaje. Es fundamental acompañarlo en el proceso evolutivo de los alumnos a través de una educación que tiene en cuenta sus emociones, que las escucha, que las valida y que da herramientas para su gestión. Esto es también importante de cara a la vida adulta a la que se enfrentará en un futuro.
Sabemos que los niños aprenden más bien del ejemplo que de las palabras, por lo que también aprenderán a tratarse con respeto y a tratar con respeto a los demás, a saber poner límites y a respetar los límites de los demás. Gracias a esto mismo, crecerán desarrollando valores como la tolerancia a la frustración, capacidad de espera, empatía… Así como muchos otros.
Ventajas del respeto en el ámbito educativo
A partir de una manera de educar basada en el respeto, el alumno notará una mejora en su autoestima, así como sabrá cuidar la de los demás mediante la tolerancia. Aprenderá, además, formas sanas de comunicación. No solo esto, sino que también encontramos como ventajas:
- La mejora de la bondad, al tratar a todos con respeto y de manera igualitaria
- El aumento de la empatía
- El trabajo de la autocrítica
Ninguno de nosotros está exento de las emociones, por lo que no se puede pensar que los niños viven impasibles a ellas. Hay que enseñarles desde pequeños a saber identificar y gestionar lo que sienten. Cuesta hacerlo, cuando por lo general no se nos ha enseñado ni acompañado en nuestras emociones, y cuando nos hemos sentido tristes o enfadados, se ha tendido a ocultar ese sentimiento y a sustituirlo por otros, pero hay que entender que todas las emociones son necesarias y válidas. Cuando se utilizan frases como: no pasa nada, no estés así, no es para tanto… Se están minorizando los sentimientos del niño y puede acarrear consecuencias en su autoestima y comportamiento futuro.
Como dice César Bona (2021) en su libro Humanizar la educación: La vida nos está dando una oportunidad para repensar la educación: "Quiero una escuela donde realmente participen familias, docentes, niños y niñas, en la que se dé más peso a la salud y más importancia a la gestión de las emociones, donde tengan tiempo para conocerse y tengamos tiempo para conocerlos, donde las diferencias sean siempre un regalo y no un inconveniente". Por ello es el currículo el que ha de adaptarse a la realidad, no al revés.
Así pues, podemos concluir que es necesario cambiar nuestra forma de pensar con respecto a los niños, ya que respetarlos y reconocer su dignidad, es condición primordial para que desarrollen sus potencialidades de forma íntegra; favoreciendo la motivación, una buena actitud y la disposición para socializar.
Texto escrito por Tania Pellicer Sánchez.