La escalera de la metacognición aplicada en el aula

Existen multitud de formas de evaluar a nuestro alumnado. La más conocida y, probablemente extendida, es el examen, mediante el cual evaluamos los conocimientos adquiridos tras explicar la teoría previa. Aun así, cada vez son más los docentes que se suman a la evaluación sumativa, a las experiencias, e incluso a la autoevaluación. Una de estas herramientas de autoevaluación es la escalera de la metacognición que supone una herramienta para facilitar la evaluación docente, al igual que la rúbrica, la diana de evaluación, el diario de aprendizaje, el porfolio ¿Quieres conocer en qué consiste? ¡Sigue leyendo!
La escalera de la metacognición
Se trata de una técnica de autoevaluación cuyo principal objetivo es el de que el alumnado sea capaz de participar de una forma activa de su propio proceso de evaluación. Por tanto, podemos entenderla como el proceso por el que cada persona percibe, interpreta y valora su propio aprendizaje y desarrollo, las competencias, los bloqueos e incluso las experiencias de las que podemos y debemos aprender.
Esto se realiza por medio de la metacognición. Es decir, dando las herramientas necesarias para que nuestro alumnado sea capaz de pensar de una forma crítica y basado en una estrategia concreta. La metacognición está muy relacionada con la teoría de la mente entendida como la capacidad para comprender y predecir la propia conducta y la de las personas de nuestro alrededor. Según Flavell, la metacognición se refiere al conocimiento y al control de las actividades del pensamiento y del aprendizaje. Esto implica tanto el saber qué hacer como el saber cómo y cuándo hacer qué cosas.
En un centro educativo o de formación, la metacognición está siempre presente, ya que cada persona, acorde a su desarrollo cognitivo y social, debe tomar conciencia de su propio conocimiento y analizar y mejorar su aprendizaje para obtener aprendizajes significativos y los mejores resultados. Es importante saber que las estrategias de metacognición comienzan a desarrollarse a partir de los 6 años.
Los peldaños de la escalera
Los principales padres de la escalera de metacognición son Robert J. Swartz, Arthur L. Costa, Barry K. Beyer, Rebecca Reagan y Bena Kallick en su obra “El aprendizaje basado en el pensamiento”. En la misma, estos autores nos explican los cuatro peldaños de los que consta dicha escalera:
- Ser conscientes del tipo de pensamiento que se está realizando
- Identificar y describir la estrategia empleada
- Evaluar la eficacia de la estrategia que se ha aplicado
- Planificar el desarrollo del mismo tipo de pensamiento en un futuro
Cada peldaño corresponde a una pregunta sobre el proceso de aprendizaje y deben ser contestadas desde el escalón inferior hasta el superior, es decir, subimos la escalera y progresivamente nos planteamos cuestiones sobre lo aprendido.
Clave para la aplicación en el aula
Una de las principales aplicaciones para poner en marcha la escalera de metacognición en el aula es por medio de planteamientos de problemas concretos a nuestro alumnado, siempre adaptado a su nivel educativo y a sus intereses para, posteriormente, realizar preguntas con las que consigamos despertar la reflexión sobre su pensamiento. Estas son las preguntas a realizar en los peldaños
- Primer peldaño: ¿Qué método vas a utilizar? ¿En qué estabas pensando en ese momento?
- Segundo peldaño: ¿Cómo afrontarías este problema? ¿Qué preguntas te haces a ti mismo? ¿Cuál será la estrategia para resolver el problema?
- Tercer peldaño: ¿Cómo ha funcionado la estrategia? ¿Qué otras podrías usar si esta no funciona? ¿Por qué has elegido esta y no otra?
- Cuarto peldaño: ¿Utilizarías esta estrategia la próxima vez? ¿Es útil este ejercicio de pensamiento en tu día a día?
Beneficios de la escalera de la metacognición
Se trata de una herramienta muy efectiva para adquirir poco a poco el hábito de pensar sobre el propio pensamiento. Es decir, de ser conscientes de por qué tomamos las decisiones que tomamos y cómo nos afectan a nivel personal y emocional dichas acciones. Esto implica que la aplicación de la escalera de la metacognición en nuestro día a día nos permite integrar nuevos hábitos de pensar.
Por lo tanto, se convierte en una herramienta esencial para ayudar a nuestro alumnado a que aprendan a aprender, uno de los principales objetivos de cualquier programación didáctica. De esta forma, estaremos también fomentando el pensamiento crítico, la relación de ideas, las consecuencias de nuestras decisiones, a investigar y a hacerse preguntas, consiguiendo un espíritu más crítico ante toda la información que les llega entre su grupo de iguales, familia, redes sociales o programas.
¿Es conveniente utilizar la escalera de la metacognición en cualquier nivel educativo?
La respuesta es sí. La escalera de la metacognición se puede llevar a cabo desde educación infantil hasta Bachillerato, pero, por supuesto, adaptándolo siempre al nivel educativo en el que estemos trabajando. Por ejemplo, en los niveles como educación infantil se puede realizar de una forma un poco más informal, aprovechando las asambleas y llevándolo a cabo por medio del diálogo.
En niveles un poco más avanzados, ya sea tanto en primaria como en secundaria, es imprescindible también adaptar dicha técnica al nivel educativo y vocabulario adquirido que tenga nuestro alumnado. Pero, sobre todo, es importante buscar su atención, enfocarlo en temas que despierten su interés y que les hagan participar de forma activa en este proceso de enseñanza-aprendizaje.
Independientemente del nivel educativo en el que se utilice, podemos llevar a cabo esta escalera de metacognición de manera individual o grupal, ya que por medio de las preguntas que les iremos realizando, podrán sacar conclusiones propias y consensuadas con sus iguales para determinar si se han logrado los resultados de aprendizaje planteados.
Uno de los principales objetivos de la educación, y a su vez, uno de sus grandes desafíos, es hacer que el alumnado sea capaz de reflexionar sobre sus propios pensamientos, que conozca las consecuencias que puede tener la toma de decisiones y que juzgue de una forma crítica la información que llega en su día a día por los diferentes medios. Para ello, la escalera de la metacognición puede ser un gran aliado, ya que nos permitirá ahondar en el "aprender a aprender" y poner en valía el aprendizaje autónomo y autoevaluación de nuestro alumnado.
Una metacognición para cada función cognitiva o competencia
La metacognición requiere un mínimo de autoconocimiento, honestidad y aprendizaje que debemos conocer previamente. Las estrategias de autoconocimiento permiten al alumnado explorar sus capacidades, valores, pensamientos y emociones, identificar y planificar las tareas necesarias y posteriormente hacer un seguimiento y autoevaluación.
La metacognición nos lleva como docente a preguntarnos lo siguiente, ¿qué hace mal un estudiante ineficaz para que su aprendizaje sea tan limitado?, ¿qué hacen otros estudiantes para su aprendizaje sea más rápido y/o significativo? O ¿qué estrategias de aprendizaje utiliza y cuáles le funcionan?
Además, podemos encontrar diferentes tipos de metacognición:
- Metacognición de la memoria: el conocimiento de la capacidad de la memoria para relacionar y conocimientos nuevos con los antiguos
- Metacognición de la atención: conocer la capacidad de focalizar la atención en una tarea o situación determinada. Es crucial que el alumnado sea consciente de sus dificultades y problemas de atención.
- Metacognición de la comprensión: ser conscientes de la capacidad para comprender uno o varios conceptos y usarlos.
- Metacognición de pensamiento: el conocimiento que tenemos de nuestro propio pensamiento. Esta capacidad nos permite reflexionar sobre cómo y qué pensamos. Esto es fundamental para cualquier área de la vida.
Relacionada con la memoria podemos identificar tres tipos de metacognición
- La metacognición personal: se identifican las competencias y limitaciones de la propia memoria y la capacidad de controlar las experiencias inmediatas.
- La metacognición de la tarea: analiza la dificultad de un problema de la memoria y como se relaciona con las particularidades de una tarea.
- La metacognición de las estrategias: trata el conocimiento de los elementos que pueden influir en el rendimiento de la memoria.