Habilidades no cognitivas: ¿cómo desarrollarlas?
Desde los primeros años escolares, enfocamos todos nuestros esfuerzos en que nuestro alumnado consiga lograr de manera satisfactoria los objetivos del ciclo o curso: aprender a leer, sumas, restas, conocer el medio que les rodea, etc. Pero, ¿qué pasa con aquellas habilidades o competencias que no son meramente memorísticas? Queremos hacer énfasis en la importancia de las habilidades no cognitivas.
¿Quieres saber cuáles son y cómo desarrollarlas correctamente? ¡Sigue leyendo!
Cuando hablamos de habilidades no cognitivas, también conocidas como habilidades socioemocionales, hablamos de una serie de habilidades que funcionan como base para el correcto desarrollo de las capacidades que sí son puramente cognitivas. Hablamos, por ejemplo, de la empatía, la resiliencia o el autocontrol. Es decir, son aquellas que nos facilitan que el aprendizaje se produzca de manera correcta y que las niñas y niños tengan un correcto desarrollo emocional, cognitivo y social, por lo que un adecuado equilibro en todas estas capacidades, es esencial para un correcto rendimiento escolar y una buena adaptación social.
Algunas habilidades no cognitivas
Son muchas las habilidades no cognitivas que podemos desarrollar desde el centro escolar o bien desde casa. Detallamos y explicamos, a continuación, algunos ejemplos de competencias no cognitivas:
- Priorizar recompensas. Es importante que nuestro alumnado sepa reconocer las distintas recompensas, tanto inmediatas como a medio o largo plazo, y priorizar aquellas que les aportarán un mayor beneficio. Por ejemplo, hacerles ver que la recompensa de que estudien durante toda una tarde para aprobar el examen de la próxima semana es mayor que la de salir al parque.
- Perseverancia. Se trata de la capacidad de mantenerse firme para conseguir un objetivo concreto. Es decir, en la constancia, en la realización de una tarea para lograr algo. Aquí es importante también educar o enseñar a trazar objetivos reales, puesto que, de lo contrario, lo que estaremos consiguiendo es desarrollar la frustración en los pequeños.
- Autocontrol. La capacidad de controlar nuestros propios pensamientos y emociones es esencial para un correcto desarrollo emocional. Ello nos permitirá tener en cuenta nuestros intereses y motivaciones y razonar y controlar de manera segura nuestros sentimientos en cada momento. Por lo tanto, es necesario, desde los primeros años de vida, fomentar el razonamiento y el control de decisiones.
- Creatividad. Se trata de una de las habilidades más perseguidas por cualquier docente. Un correcto desarrollo de la creatividad nos permite, no solamente desarrollar la imaginación de nuestro alumnado, si no crear nuevas ideas o soluciones a los problemas que les pueda surgir, siendo una de las habilidades que más les puede beneficiar en el futuro.
- Motivación. Es la habilidad que nos da impulso y fuerza para lograr el objetivo que nos hemos planteado. Existen dos tipos de motivación; por un lado, la intrínseca, cuya fuerza radica en el interior del individuo, y la extrínseca, donde la motivación viene del exterior.
- Autonomía. Se trata de aquella habilidad no cognitiva que nos permite pensar y reflexionar de manera crítica por nosotros mismos, y, por lo tanto, nos facilita la toma de nuestras propias decisiones, sin ser interferidos por el resto.
- Resiliencia. Con ella nos referimos a la capacidad que tenemos de superar las adversidades o momentos o hechos traumáticos. Ante determinadas situaciones, gracias a la resiliencia, podremos superar dichos momentos negativos de forma positiva, ayudándonos a madurar y crecer interiormente.
- Autoestima. Se define como la forma en la que nos percibimos y valoramos a nosotros mismos. Se trata de una capacidad que va evolucionando a lo largo de la vida, por lo que durante las distintas fases del crecimiento debemos trabajarlo para conseguir una buena autoestima que nos permita conocernos y evaluarnos de manera positiva.
- Habilidades sociales. Se trata de las habilidades no cognitivas que nos permite relacionarnos de una forma positiva con nuestra sociedad. Este tipo de habilidades pueden ser entrenadas y mejoradas, por lo que se tratará de un trabajo a desarrollar a lo largo de nuestra vida.
La lucha para la educación integral
Ahora que conocemos las principales habilidades no cognitivas, es importante aprende a desarrollarlas en el aula para lograr, de esta forma, una educación integral en nuestro alumnado. ¿Qué tipo de actividades o ejercicios podemos llevar a cabo en el aula para desarrollar correctamente las habilidades no cognitivas?
- Roleplaying. Con este ejercicio conseguiremos que nuestro alumnado participe adoptando un papel en distintas situaciones imaginarias donde deben resolver un problema planteado con anterioridad. Esto les permitirá ponerse en la piel de otras personas para aprender a enfrentarse a dicha situaciones en la vida real.
- Programas específicos de habilidades no cognitivas. Existen distintos programas específicos realizados bien por universidades o por consejerías de educación que podemos trabajar de manera activa desde nuestra aula para el desarrollo de dichas habilidades no cognitivas.
- Asambleas o debates. Nuestro alumnado participará de forma activa en distintas asambleas donde tendrán total libertad para expresar sus elogios o críticas ante lo que les rodean: una actitud de un compañero, el funcionamiento del centro escolar, una situación que les haya ocurrido, etc.
- Relajación. Esto les permitirá conocer y controlar sus emociones.
Como podemos observar, un correcto desarrollo de las habilidades no cognitivas permitirá a nuestro alumnado no solamente lograr los objetivos académicos, sino que su alcance tiene repercusiones muy positivas en aspectos tan importantes en nuestro día a día como son las relaciones sociales o incluso nuestro cuerpo físico, aportándonos un mejor sueño o descanso. Por lo tanto, es esencial que tanto desde casa como desde la escuela fomentemos un correcto desarrollo de dichas habilidades no cognitivas para así lograr un desarrollo integral tanto físico, como emocional y social de las niñas y niños.
Texto escrito por María Pilar Garrido.