La socialización en la infancia
Por socialización, entendemos el proceso permanente en el que se adquieren creencias, actitudes, costumbres, valores, roles y expectativas de la cultura o grupo social al que se pertenece.
El proceso de socialización comienza desde edades tempranas. Es decir, desde la primera infancia. A pesar de que nos encontramos en un continuo aprendizaje desde que llegamos hasta que nos marchamos, hay que tener en cuenta que son los primeros años en los que somos más aptos para aprender. Sin embargo, no existe una edad fija en la que podamos decir que un individuo empieza a desarrollar sus capacidades sociales, pues cada uno sigue sus propios patrones de aprendizaje.
Nacimos para ser sociables, de ahí la importancia de enseñar a nuestros pequeños las pautas de conductas para mantener buenas relaciones con los demás, que son la base de una buena inteligencia emocional.
Tal y como señala la terapeuta familiar Vivian Fernández: "Los infantes que gozan de un alto grado de interacción con su madre muestran un mayor nivel de socialización. Son más comunicativos, sienten menos adversidad ante los cambios, tienen mayor habilidad para comunicarse y más disposición de prestar, ayudar y apoyar a los demás. Crea sentido de pertenencia hacia los grupos con los que se relaciona y con los cuales convive".
Enseñarles a ser sociables
Se recomienda que desde pequeños estén en contacto directo con otros niños y niñas, preferiblemente de su edad, ya que entre iguales es la mejor forma de interactuar, aprender y, por ende, socializar.
Además, es muy enriquecedor pedirle a los niños y niñas que presten ayuda y apoyo en las tareas del hogar. No importa la edad, ya que desde muy pequeños pueden colaborar con tareas sencillas como recoger sus juguetes, quitar o poner la mesa, colocar la ropa sucia en su sitio…
Cuando se equivocan, es primordial enseñarles a pedir disculpas a los demás por sus errores, y por supuesto deben perdonar la falta de los otros. Hay que enseñarles que en todo momento den las gracias y pidan las cosas por favor.
Consejos para mejorar la socialización
- Para hacer que los niños tengan una mejor socialización, se deben promover actividades que tengan como fin fomentar la autoestima. Puede lograrse si se le felicita y elogia cuando hace cosas bien o termina sus actividades con éxito.
- Involucrar desde pequeño al niño en actividades extraescolares que deban desarrollarse en grupo, como por ejemplo algún deporte o clase de baile. Puede ayudar a mejorar las condiciones físicas de los niños si también se les enseña a cómo ser parte de un grupo, a respetar reglas y a trabajar en equipo para conseguir objetivos en común.
- Involucrar al niño en situaciones donde tenga contacto directo con muchas personas puede ser beneficioso. Por ejemplo, es bueno llevarlo a un parque donde estén niños jugando, o incluso las fiestas de cumpleaños, pues tendrá contacto con otras personas y también podrá ver cómo actúan los demás y relacionarse con ellos.
Es muy importante que las familias estén en contacto con los educadores del pequeño para saber cómo se comportan durante el tiempo que no están con ellos en la escuela. Además, no se puede obligar a los niños a participar en actividades si él no lo desea; debemos cambiar de actividad y tratar de averiguar la razón de por qué no quiere hacerla.
Es importante tener en cuenta que cada niño es un mundo diferente, y que no todos socializan de la misma manera ni al mismo ritmo, así que se debe tener paciencia y darles el tiempo necesario para que ellos mismos vayan progresando.
Acompañarlo, aconsejarlo y sobre todo su entorno más cercano ha de ser su ejemplo a seguir. Siempre debe tenerse presente que la principal forma de aprendizaje de los niños es la imitación.
Beneficios de la socialización en la infancia
Los beneficios de la socialización en la infancia son muy numerosos, por lo que te traemos algunos ejemplos:
-
Desarrollo de habilidades sociales: la socialización temprana permite a los niños aprender a interactuar con otros, desarrollando habilidades sociales esenciales como la comunicación, la empatía, la escucha activa y la resolución de conflictos.
-
Construcción de identidad: a través de la interacción con sus compañeros y adultos, los niños comienzan a desarrollar una comprensión de quiénes son y cómo se relacionan con el mundo que los rodea. La socialización contribuye al desarrollo de la identidad individual.
-
Aprendizaje de normas y valores: durante la socialización, los niños adquieren las normas culturales y los valores de su comunidad. Aprenden lo que se considera aceptable o inaceptable en términos de comportamiento, moral y ética.
-
Adaptación al entorno: la socialización ayuda a los niños a adaptarse al entorno en el que viven. Aprenden las costumbres locales, las prácticas culturales y las expectativas sociales que les permiten integrarse de manera efectiva en su comunidad.
-
Desarrollo del lenguaje: la interacción con otros niños y adultos contribuye al desarrollo del lenguaje. Los niños aprenden a hablar, escuchar y comprender las sutilezas del lenguaje a través de la comunicación con quienes los rodean.
-
Promoción del juego y la creatividad: la socialización fomenta el juego entre niños, lo que no solo es divertido, sino que también promueve la creatividad, la imaginación y el desarrollo de habilidades motoras y cognitivas.
-
Establecimiento de relaciones de apoyo: la socialización en la infancia sienta las bases para la construcción de relaciones significativas. La capacidad de formar amistades y relaciones de apoyo es crucial para el bienestar emocional y el desarrollo social.
-
Preparación para la vida escolar: la interacción social en la infancia prepara a los niños para la vida escolar. Aprenden a trabajar en grupo, a seguir instrucciones, a compartir y a colaborar, habilidades importantes para el éxito académico y social en la escuela.
Por todo esto, entendemos que la socialización en la infancia es esencial para el desarrollo integral de los niños, contribuyendo a su crecimiento social, emocional y cognitivo. Además, sus beneficios tienen un impacto duradero en la forma en que los niños interactúan con el mundo y establecen relaciones a lo largo de sus vidas.
Texto escrito por Remedios Anquela.