¿Hablamos? La importancia del lenguaje oral en Educación Infantil
Al alumnado de Educación Infantil le encanta participar en clase, exponer ideas, contar sus experiencias e inquietudes y, por supuesto, sentirse escuchado. A estas edades, no es necesario que el docente busque estrategias para que los niños/as participen, pues la necesidad de hablar e interactuar con los demás es inherente a su proceso de desarrollo (egocentrismo).
¿Por qué es importante estimular la expresión oral?
En la escuela, se producen relaciones personales que implican, necesariamente, aprender a comunicarse con el resto de personas que en ella conviven. Por ello, se plantea como un escenario ideal para favorecer y estimular la expresión.
El desarrollo del lenguaje oral no implica únicamente hablar y comunicarse adecuadamente, sino que se convierte en un elemento imprescindible para el desarrollo cognitivo del niño/a, así como una herramienta para comprender y relacionarse con el entorno que le rodea. Además, llevar a cabo un programa de estimulación lingüística nos proporciona la oportunidad de prevenir posibles disfunciones o trastornos en el habla, así como paliar los que pudieran existir, tales como dislalias, diglosias, disartrias, disfemias, bradilalias o cualquier otro tipo de retraso madurativo que afecte al lenguaje.
¿Qué contenidos se pueden trabajar?
El Real Decreto 1630/2006, de 29 de diciembre, establece los contenidos mínimos que deben incluirse en el segundo ciclo de la Educación Infantil. En él, se da prioridad a la estimulación del lenguaje oral mediante objetivos como:
f) Desarrollar habilidades comunicativas en diferentes lenguajes y formas de expresión.
Asimismo, esta etapa cuenta con un área específica para el lenguaje, denominada Lenguajes: comunicación y experimentación, y compuesto por tres bloques de contenidos, entre los que destacamos “Escuchar, hablar y conversar”.
¿Cómo incluir la estimulación del lenguaje oral en el aula?
La expresión oral puede trabajarse en todas las actividades que se lleven a cabo en el aula (rutinas, verbalizaciones, explicaciones, resolución de conflictos…). No olvidemos que la Educación Infantil es una etapa globalizada, cuyos ámbitos de experiencia se interrelacionan y retroalimentan constantemente, por lo que podemos realizar tareas destinadas a mejorar la estimulación oral que, a su vez, contengan aprendizajes del centro de interés que queramos reforzar. Asimismo, resulta interesante contar con una sesión semanal dedicada a este aspecto.
Estas actividades suelen llevarse a cabo en grupos grandes o pequeños, por lo que resultan motivadoras para el alumnado y les anima a comunicarse, lo que nos proporciona un momento ideal para trabajar también habilidades socio-afectivas.
Actividades de estimulación del lenguaje oral en Educación Infantil
Discriminación auditiva-fonética y memoria auditiva
- ¿Qué se escucha?: pondremos audiciones para discriminar sonidos y tendrán que adivinarlos (animales, cuerpo humano, agentes atmosféricos…).
- ¡Te pillé!: haremos grupos heterogéneos y repartiremos letras imantadas y una pizarra magnética para cada uno de ellos. El docente dictará fonemas y el alumnado deberá ponerse de acuerdo en cuál ha escuchado. Buscarán la letra que se corresponde con el mismo y la pondrán en la pizarra.
- Nubes de palabras: como parte de las rutinas, aprovecharemos la inicial del niño/a responsable para buscar palabras que empiecen por la misma o que la contengan. El alumnado irá diciendo las palabras y las escribiremos en la PDI para formar una nube de palabras.
Relajación, respiración y soplo
- ¡Somos viento!: para esta actividad, cada niño/a tendrá un molinillo de viento. Les diremos que se van a convertir en este elemento atmosférico y que para mover nuestro molino tendrán que soplar. Les daremos consignas como: “el viento viene muy fuerte” (para que soplen con intensidad); “ahora, estamos en la playa y sentimos una suave brisa” (para hacer un soplo controlado y continuado), etc.
- Carrera de bolitas: cada niño/a tendrá una bolita de papel y deberá llevarla a hasta la meta impulsándola con el soplo.
- ¡Fiesta en el cole!: realizaremos una fiesta y cada niño/a se encargará una función: hacer pompas de jabón, inflar globos y soplar con un matasuegras. Haremos tres grupos y el alumnado rotará por cada uno de ellos para llevar a cabo todas las actividades.
Morfo-sintaxis
- El tren de las palabras: utilizando pictogramas formaremos frases de sujeto + acción + objeto/cualidad, como, por ejemplo: “yo tengo un lápiz rojo”. Es importante que trabajemos también la negación (“el perro no come pescado”). Contaremos en el aula con cajas en las que guardaremos estas tarjetas y el alumnado deberá ir escogiendo una de cada al azar y en el orden correcto. Con ellas formaremos frases.
- ¡Qué lío!: diremos a nuestro alumnado frases discordantes o desordenadas y ellos tendrán que volver a repetirlas, pero en su forma correcta. Por ejemplo: “la niño es muy valiente”, “ve al lápiz y coge la mesa”, etc.
Léxico-semántica
- ¿Esto qué es?: utilizaremos la realidad aumentada para ampliar vocabulario. Mediante una aplicación que instalaremos en la tableta (como puede ser Quiver), podremos descubrir digitalmente animales, plantas u objetos que no conozcan.
- Dados temáticos: tendremos una serie de dados cuyas caras están compuestas por elementos del mismo campo semántico. El alumnado deberá tirar esos dados y decir palabras que estén relacionados con el tema que les haya tocado.
- Cada cosita en su lugar: deberemos elegir tres campos semánticos que nos interesen. Por ejemplo: frutas, medios de transporte y partes del cuerpo. Contaremos con cartas en las que aparezcan elementos relacionados con alguno de estos tres temas y el alumnado deberá ir clasificándolos.
Para concluir, podemos decir que estimular el lenguaje oral en la Educación Infantil es un aspecto muy importante dentro de los procesos educativos, y, como docentes, debemos procurar actividades en las que el alumnado sea el partícipe de su propio aprendizaje, con metodologías activas y motivadoras, adaptadas siempre a sus necesidades y características.
Texto escrito por Yolanda Rodríguez Marín.