La necesidad de un clima del aula positivo
En la actualidad, el clima escolar se relaciona con el conjunto de decisiones y actuaciones que hacen que las instituciones educativas puedan funcionar correctamente.
Es decir, favorece las condiciones (organizativas, culturales, de convivencia y de gestión) que facilitan unas relaciones personales gratas donde todo el alumnado puede encontrar su lugar para aprender, así como a la existencia de unas condiciones de trabajo favorables para ello.
En concreto, la carencia de un buen clima del aula influye en el rendimiento académico del alumnado, lo cual genera en ellos desinterés, cansancio, indisciplina, falta de participación y bajas calificaciones.
¿Cómo debe ser el clima del aula?
Sin duda es preciso que el profesorado cuente con la habilidad de generar en clase un ambiente de autoestima y seguridad para que el alumnado asuma retos creativos y cognitivos. En definitiva, para un correcto clima del aula, el profesor debe ser:
- Receptivo: genera en los estudiantes seguridad y permite la sincronía entre el pensamiento y la conducta.
- Abierto: crea confianza para que el alumno cuente lo que le sucede.
- Estimulante: motiva al alumnado a encontrar soluciones y afrontar nuevos retos.
- Colaborador: facilita posibilidades, medios y recursos para desarrollar y profundizar en todos los temas que los motiven.
- Participativo: que le haga sentir miembro del grupo para poder aportar y recibir afecto, estímulo y compañía.
- Positivo: los juicios de valor y críticas serán positivas y optimistas.
Condiciones para construir un clima escolar positivo
1. Establecer límites a principio de curso y disponer de normas efectivas: en vez de imponer las reglas, lo ideal es poder construirlas de manera conjunta.
2. Reforzar el comportamiento adecuado: un profesor que refuerza el comportamiento positivo genera que el alumnado se encuentre más calmado.
3. Mantener la dignidad del alumnado: al realizar correcciones, lo recomendable es el manejo del silencio y gestionarlo con calma.
4. Ser neutral, no acusatorio: cuando se dan ciertos problemas hay que intentar no dar por sentado nada.
5. Buscar la causa: cuando surge un problema se debe actuar no solo sobre la conducta, sino sobre todo se debe de entender la causa del conflicto.
6. Establecer un Comité de Equidad: puede estar formado por alumnado y profesorado. Cuando surge el conflicto, se puede acudir al comité y allí se ayudará a los estudiantes implicados a reflexionar.
Desde las instituciones educativas… ¿Cómo se puede mejorar el clima de aula y evitar la violencia?
- Se deben trabajar la acogida, la convivencia, la estabilidad, la gestión de las crisis, los planes individuales, y luchar contra los estigmas.
- Es necesario trabajar la justicia escolar. En concreto los castigos a veces son necesarios, pero solo con castigos no se acaban los problemas. Los agresores tienen derecho a cambiar el comportamiento. Suelen ser conformistas y no saben qué hacer para salir de su papel. Hay que darles la oportunidad de ponerse en diferentes puntos de vista.
- Es preciso luchar contra la soledad de las víctimas (tanto agresores como agredidos).
- Se debe trabajar la prevención desde la comunidad educativa y no dejar pasar el tiempo.
- Se debe formar al profesorado y otros profesionales que trabajan en las instituciones educativas en la correcta calidad del sistema.
- Es fundamental luchar contra la discriminación y la estigmatización por cualquier motivo.
El centro educativo tiene un gran peso a la hora de generar un clima adecuado, pero no solo la institución, sino que también las familias tienen un peso importante. Como agente de socialización primaria, se encargan de trasmitir ciertos valores, como el respeto a los demás, respeto a las diferencias, buen trato o empatía. Valores que se enseñan desde casa y se continúan desarrollando en el centro educativo.
Por ello, surge la pregunta… ¿Cómo se puede educar desde la familia para una buena convivencia?
Pues bien, resulta fundamental tener en cuenta los siguientes aspectos:
- Se deben inculcar valores como la responsabilidad, la empatía, solidaridad, respeto, equidad e interculturalidad.
- Es importante que se dedique un tiempo al diálogo en familia para hablar sobre emociones, sentimientos, inquietudes, sueños, aficiones y preocupaciones.
- Se puede trabajar la autoestima para evitar inseguridades y bloqueos emocionales como medida para la resolución de conflictos de manera asertiva.
- Es importante que las familias animen a sus hijos a que tengan una actitud crítica que les ayude a reflexionar y a tomar decisiones correctas.
A modo de conclusión, se puede decir que cuando hablamos de fomentar la convivencia positiva, hablamos de formar a personas capaces de escuchar, tolerar y respetar.
En definitiva, el alumnado debería poder disfrutar de un buen clima escolar en sus centros educativos, en donde se garanticen relaciones personales positivas, sentimientos de aceptación e igualdad, valores de respeto, seguridad emocional y, sentido de pertenencia e identificación con el grupo.