La técnica de la tortuga: evita las rabietas por medio del juego

Utilizar técnicas de aprendizaje durante el proceso didáctico permite a los niños afianzar y promover su desarrollo físico y mental con una mayor eficiencia.

Conociendo la técnica de la tortuga

Durante toda la fase de crecimiento del niño, la parte emocional del cerebro se encuentra muy desarrollada. Esto hace que muestren sus emociones con gran intensidad. Sin embargo, la parte racional se sigue desarrollando y es el motivo por el que muchas veces actúan sin pensar.

La técnica de la tortuga, método ideado por Marlene Schneider y Arthur Robin, promueve el autocontrol de los niños. Por medio del juego es como se lleva a cabo la aplicación de esta técnica, centrada en conseguir la relajación del niño y el control de sus impulsos.

Beneficios de la técnica de la tortuga

Con la técnica de la tortuga, el niño no solo conseguirá controlar mejor las rabietas o mejorar el autocontrol para evitar sufrir emociones desagradables, sino que también le ayudará en:

• Pensar antes de actuar. Tomarse un tiempo para reflexionar en cuál será la mejor forma de respuesta favorecerá en que sus conductas sean más asertivas.
• Desarrollar su autonomía. Tras haber llevado a cabo en varias ocasiones esta técnica, el niño sabrá cuando ponerla en marcha y así, estará desarrollando su independencia.
• Aumentar la autoestima. Una vez el niño vaya notando su evolución y vea que se consiguen más cosas evitando las conductas impulsivas, irá confiando más en él mismo.
• Favorecer la conciencia de responsabilidad. Aumentará su conciencia en sus actos debido a que reflexionará aún más qué alternativa es la mejor.

Los 3 pasos para llevar a cabo la técnica de la tortuga

Antes de empezar con la técnica tenemos que asegurarnos que el niño conoce el cuento de la tortuga. Con este cuento se es consciente de la importancia que tiene controlarse ante situaciones de impulso. Una vez que el niño conoce el cuento, llevamos a cabo la misma técnica que usaba la tortuga.

• Paso 1 - Pararse y pensar

El menor tiene que aprender controlar sus impulsos y que las cosas no se consiguen con enfados o gritos.

Esta primera etapa se centra en evitar que el niño reaccione con mala conducta. Para ello, cuando se vaya a producir el mal comportamiento, hay que actuar como la tortuga, hay que “meterse en el caparazón”.

¿Cómo se consigue esto? Cuando el niño comience con el enfado, un adulto deberá decirle la palabra “tortuga” y el niño actuará como tal. Para “meterse en el caparazón” el niño tendrá que sentarse juntando su barbilla al pecho, pegar los brazos a su cuerpo y encoger las piernas mientras mantiene los ojos cerrados.

• Paso 2 - Relajarse

A continuación, nos centraremos en disminuir el enfado por medio de la respiración abdominal. Ayudando así al niño a relajarse.

Para llevarlo a cabo habrá que parar, respirar profundo y lento varias veces, y así conseguiremos relajar la tensión muscular, debido a que una técnica adecuada para la relajación consiste en el momento de exhalar el aire.

• Paso 3 - Buscar solución a los problemas

Una vez el niño se encuentre tranquilo, es la hora de buscar una solución y presentarle al menor diferentes alternativas con las que actuar, evitando introducir las rabietas o las malas conductas.

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Texto escrito por Esther Berrocal.