Innovación educativa: las estaciones de aprendizaje
Artículo publicado en el marco del “Concurso Educando” en 2017 presentado por Yolanda Rodríguez Martín
Introducción
En el ámbito educativo podemos encontrar numerosos métodos de aprendizaje, diseñados para optimizar al máximo las capacidades del alumnado. Esta pluralidad de técnicas nos permite seleccionar aquello que consideramos más apropiado de cada una de ellas, conformando un estilo educativo que se adapte a las capacidades, necesidades e intereses de nuestro alumnado. Sin embargo, todas recogen la importancia de establecer un aprendizaje significativo en el aula, utilizando herramientas que motiven al alumnado, desarrollando una actitud positiva que favorezca no solo la adquisición y desarrollo de los contenidos, sino también su implicación práctica.
Las diferentes innovaciones educativas se centran en desarrollar un aprendizaje funcional, que favorezca el desarrollo de las habilidades y destrezas de forma paralela y cohesionada, promoviendo la evolución integral del alumnado.
Un claro ejemplo de ello podemos encontrarlo en las denominadas “Estaciones de aprendizaje”. Para autoras como Espiñeira Caderno (2006) es un método pedagógico que surgió de la preocupación del profesorado ante la existencia de modelos tradicionales en el aula que favoreciesen la competencia en lugar de la cooperación, y se basaran en la colocación del aula frente al docente, estableciendo un aprendizaje asentado en aquello en lo que aprendía la mayoría, sin tener en cuenta la diversidad de alumnado.
En este sentido, tal y como señala Rivera Quaresma (2015, p. 2) “el aprendizaje en estaciones se basa en una perspectiva constructivista, en la que el maestro dispone a través de las diferentes estaciones, los materiales y recursos necesarios para que el alumno pueda adaptar el aprendizaje a su ritmo individual, de una manera autónoma, en la que los contenidos educativos se trabajan desde distintas perspectivas, de una manera completa y multisensorial, a través de diferentes agrupamientos que les permitan enfrentarse a situaciones sociales en las que tengan que interactuar, para conocerse a sí mismos y progresar en sus limitaciones”.
¿Qué implica trabajar por estaciones de aprendizaje?
El aprendizaje por estaciones requiere de una organización y planificación exhaustivas, vinculadas a desgranar el contenido a trabajar en tareas diversas que favorezcan su adquisición desde diferentes perspectivas y puntos de vista. Para ello, debemos utilizar actividades que envuelvan la temática de forma multidireccional, estableciendo conexiones entre el contenido a aprender y el resto de áreas o ámbitos propios de la experiencia y del desarrollo infantil.
La puesta en marcha de estaciones de aprendizaje en el aula implica organizar el espacio de manera que el alumnado pueda realizar en el aula, simultáneamente, actividades diferentes enmarcadas en un mismo eje vertebrador. Se establece, por tanto, un “circuito de aprendizaje” por el que los niños y niñas irán rotando, de modo que terminen realizando todas las propuestas.
Desarrollar en el aula los aprendizajes de este modo requiere considerar determinados aspectos:
- Organizar al alumnado por grupos (preferiblemente de unas cuatro personas), considerando las potencialidades, fortalezas y limitaciones de cada una de ellas, estableciendo un equipo que pueda retroalimentarse y aprender los unos de los otros. En este sentido, la atención a la diversidad adquiere una especial relevancia, que se tomará en cuenta de modo que enriquezca al grupo. Asimismo, el adecuado funcionamiento del equipo será esencial en la realización de las tareas, por lo que cada alumna o alumno deberá adquirir un rol dentro del equipo (capitán, secretario, portavoz…).
- Exponer las actividades de forma anticipada. El docente deberá explicarlas al alumnado en su conjunto, de modo que sepan que deben hacer en cada estación. A lo largo de la sesión, el docente actuará como guía del aprendizaje, por lo que de acuerdo a la edad o características del alumnado puede volver a recordar las tareas y ofrecerles su ayuda si lo considera necesario.
- Establecer un tiempo máximo para realizar la actividad propuesta en cada estación. El tiempo dependerá del número de estaciones que propongamos y de las tareas que hayamos propuesto. Lo ideal es que el alumnado pase, como máximo, unos 20 minutos por cada estación. Para medir el tiempo podemos utilizar relojes de arena o aplicaciones digitales que nos ayuden a visualizar el tiempo del que disponemos en cada momento.
- Rotación de los equipos. Una vez finalizado el tiempo establecido, los grupos rotarán por las diversas estaciones. Ello implica el movimiento del alumnado por el aula, de modo favorece su descanso cognitivo y le ayuda a relajarse ante la siguiente actividad. Asimismo, cada grupo organizará la realización de la tarea de la forma en la que considere conveniente. Esta libertad requiere del establecimiento de pautas y normas de convivencia que optimicen el proceso, que enriquezcan la actividad educativa del aula y desarrollen actitudes positivas ante las relaciones sociales, tanto a la hora de desplazarse por el aula como en las interacciones que se lleven a cabo dentro de un mismo grupo en la realización de las actividades.
- La variedad de las actividades propuestas. Resulta imprescindible que cada estación contenga una tarea diferente a la anterior, tanto en su formato (manipulativa, plano gráfico, digital, juego…) como en su desarrollo (por parejas, individual o para todo el grupo). También debemos alternar actividades de carácter lúdico con aquellas que requieran procesos cognitivos más densos. Es recomendable que siempre propongamos una actividad individual, de modo que pueda servirnos para evaluar o para conocer cómo está evolucionando nuestro alumnado.
Por ejemplo, imaginemos que estamos trabajando los animales, las posibles estaciones de aprendizaje podrían ser:
(1) Juego de preguntas y respuestas sobre la temática. Se divide el grupo en parejas y una a la otra se realizan las cuestiones. Deben ir apuntando quien tiene más repuestas acertadas y en qué preguntas se han equivocado. Puede ampliarse de modo que el alumnado invente sus propias preguntas.
(2) Clasificación de animales según si son ovíparos o mamíferos. Para ello podemos utilizar tarjetas con sus fotos y sus nombres, de modo que además tengamos que practicar la lectura y la correspondencia. También lo podemos realizar en una ficha interactiva utilizando algún dispositivo electrónico. Será una actividad grupal.
(3) Identificar si los animales propuestos son carnívoros o herbívoros. Se propondrán adivinanzas de animales que el alumnado tendrá que resolver de manera grupal. A continuación, deberán buscar esos animales entre diferentes dibujos propuestos, colorearlos, recortarlos y pegarlos en un mural que previamente habremos realizado estableciendo un collage de animales de acuerdo al tipo de alimento que ingieren.
(4) Actividad en el plano gráfico donde cada niño o niña tendrá que responder individualmente a las preguntas que se le exponen acerca de la temática.
¿Qué beneficios tiene este método?
Las estaciones de aprendizaje aportan enormes beneficios al proceso educativo de nuestro alumnado. Signes y Moreno (2021), señalan nos permite trabajar con todo el alumnado al mismo tiempo, pero estableciendo agrupaciones flexibles y actividades diversas, que permitan el equilibrio de tareas. Fomenta, además, la autonomía en el trabajo, perdiendo relevancia el docente y estableciendo al alumnado como centro del proceso.
En este sentido, utilizar este tipo de métodos en el aula no solo es posible sino altamente recomendable. Con él se desarrollan aprendizajes funcionales, integrados en actividades significativas que favorecen tanto su adquisición, como el repaso de habilidades y destrezas ya alcanzadas. Se trata de una pedagogía que puede vincularse a otros métodos más modernos o tradicionales, englobando lo mejor de cada uno de ellos.
A nuestro alcance, podemos desplegar una manera de enseñar que favorece la autorregulación del alumnado, la autonomía, el desarrollo de estrategias metacognitivas para la resolución de problemas, la cooperación y la colaboración, el desarrollo de habilidades de carácter organizativo y social o el respeto por la diversidad, así como por los diferentes estilos y ritmos de aprendizaje, entre otros muchos aspectos. ¿Qué más se puede pedir?
Espiñera Caderno, S. (2006). Una aplicación de la enseñanza afectiva: las estaciones de aprendizaje. La competencia pragmática y la enseñanza del español como lengua extranjera, 731-740.
Rivera Quaresma, S. (2015). DAS STATIONENLERNEN: una metodología alemana y su aplicación. Recuperado de: https://gredos.usal.es/handle/10366/132807: Universidad de Salamaca.
Signes, M. D., y Moreno. M. (2021). Estaciones de aprendizaje en un Centro de Educación Especial. Márgenes, Revista de Educación de la Universidad de Málaga, 2 (1), 148-174